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¿Viajar al Polo Norte? Será posible, en dirigible y por 200,000 euros

La experiencia de sobrevolar el Polo Norte a bordo de un dirigible ya la completó el explorador noruego Roald Amundsen.


Lento, silencioso, panorámico, ecológico y seguro, así se resume el primer vuelo del siglo XXI en dirigible con destino al Polo Norte, con despegue previsto para 2024 o 2026 y por un precio máximo estimado de 200,000 euros por pasajero.

En unos tres años y en verano ya será posible pisar el punto septentrional que delimita el eje de rotación del globo sin necesidad de emular las caminatas épicas de Frederick Cook o Robert Peary a comienzos del siglo XX, los aventureros que pugnaron por ser los primeros en dejar la huella humana en el congelado e inhóspito Polo Norte.


La empresa sueca con sede en Estocolmo, OceanSky, prevé fletar un dirigible cargado de helio (no inflamable) que despegará de la localidad noruega de Svalbard, sobrevolará el Océano Ártico y aterrizará por primera vez en la historia en la "zona cero" del casquete polar, después de un viaje de 36 horas entre la ida y la vuelta.

La experiencia de sobrevolar el Polo Norte a bordo de un dirigible ya la completó el explorador noruego Roald Amundsen en marzo de 1926. Sin embargo, el que fuera primer hombre en alcanzar el Polo Sur a pie no aterrizó en el polo opuesto.

Cien años después, OceanSky ofrece esa posibilidad. Sobrevolar, descender y pisar el congelado Polo Norte, pero con todas las comodidades, los lujos y la seguridad propias del siglo XXI.

En España el viaje lo comercializa la agencia nacional Elefant Travel, con sedes en Madrid y Barcelona.

La aventura cinco estrellas ya tiene cubierto el 40% del pasaje, que es el tope máximo para una de las dos clases para volar, la "adventure", y a un coste menor a 100,000 euros, ha confirmado a EFE el director de mercadotecnia y embajador global de OceanSky Cruises para países de habla española, Gonzalo Gimeno.

DE SVALBARD AL POLO NORTE EN 18 HORAS

El vuelo despegará de Longyearbyen, en la localidad noruega de Svalbard (norte de Europa, en el Ártico), y aterrizará 18 horas después en el Polo Norte tras una noche a bordo.

El itinerario prevé que el dirigible aterrice en el Polo Norte a las 09:00 y despegue a las 15:00 rumbo a Svalbard (otras 18 horas de trayecto), por lo que los pasajeros permanecerían 6 horas en el helado e inmenso destino.

El dirigible, de casi 100 metros de largo y una cabina o góndola bajo el casco de 250 metros cuadrados para 16 pasajeros y 7 tripulantes, volará hasta los 1.800 metros de altitud (puede llegar a los 3.000 metros).


Sin embargo, el vuelo será "bajo y lento, como en un piso 25 de un edificio, para que los huéspedes puedan disfrutar mejor de la vista", comenta el consejero delegado y fundador de la empresa sueca, Carl-Oscar Lawaczeck.

Una vez en destino, un experto dará instrucciones a los viajeros, se completarán actividades al aire libre y un almuerzo polar en la nieve, al mediodía, en el clima más desafiante de la tierra.

OBJETIVO: OPERAR COMO AEROLÍNEA DE DIRIGIBLES

Lawaczeck tiene claro cuál es su objetivo: que la compañía opere como una aerolínea de dirigibles, con una flota prevista de un centenar de aparatos en 2030 y con el foco puesto en el segmento de los viajes de ultralujo experienciales y de transporte aéreo de mercancías.

En la actualidad un dirigible de estas dimensiones cuesta entre 50 y 60 millones de dólares, ha explicado a EFE Gonzalo Gimeno.

La compañía cree que a medida que los costes de fabricación disminuyan "se abrirá un mercado más amplio", incluso con vuelos a lugares remotos como la selva amazónica o la Patagonia, ha comentado Gimeno.

UN APARATO SEGURO Y EFICIENTE

Desde OceanSky insisten en transmitir la idea de que un dirigible es una aeronave segura, ligera y muy eficiente, que no precisa de aeropuertos para el despegue y aterrizaje. Además, según dicen, combina la elevación flotante del helio con la elevación aerodinámica creada por la forma de su casco.

El dirigible está impulsado por cuatro hélices y puede volar con plena autonomía durante días, para navegar a velocidades de entre 37 y 110 kilómetros por hora, con una velocidad de crucero de 90 kilómetros a la hora.

"El viaje es en calma y con tranquilidad, para un vuelo suave, silencioso y tranquilo", indica la compañía, que al tiempo cuenta la historia de los dirigibles como "de percepción muy sesgada debido al desafortunado accidente grabado de Hindenburg" elevado mediante hidrógeno.

Hoy, añade, el hidrógeno "no está permitido" como gas de elevación y, en cambio, el helio, "inerte e imposible de encender se utiliza en la tecnología moderna de aeronaves".