FAO busca sensibilizar sobre la pérdida y desperdicios de alimentos ante amenaza de hambruna en el mundo

En julio de este año, las Naciones Unidas ya había advertido de un aumento del hambre en el mundo y que podría empeorar con la pandemia.


A diario manipulamos o adquirimos alimentos para nuestro consumo, pero una buena parte de estos no terminan en nuestros estómagos sino en el bote de basura o vencidos luego de tenerlos almacenados por largo tiempo ya sea en casa o por la misma empresa que lo produce y distribuye.

Datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), indican que anualmente sólo en América Latina y el Caribe se pierden 220 millones de toneladas de alimentos desde la etapa posterior a la cosecha hasta la venta por menor y que equivalen a US$150 mil millones de dólares.

Este desperdicio se ha convertido en una seria problemática para los países por las pérdidas paralelas que implican no sólo para la economía de las familias sino también para los mismos sistemas productivos, incluso para el medioambiente.

“En el mundo estamos hablando que el 14 por ciento de los alimentos se pierden y se desperdician, en este mismo mundo donde 690 millones de personas padecían de hambre, estaban en condiciones de subalimentación y todo esto se produce en medio de la pandemia, lo cual ha generado un despertar global sobre la conciencia y la importancia de producir y consumir nuestros alimentos”, señaló Iván Felipe León, representante de la FAO en Nicaragua.

En julio de este año, las Naciones Unidas ya había advertido de un aumento del hambre en el mundo y que podría empeorar con la pandemia.

De acuerdo con León, este nuevo escenario debe obligar a los países a replantearse sus sistemas de producción y abastecimiento de alimentos para hacer un uso más eficiente de los mismos.

Para esto, se tiene que entender primero el sistema agro alimentario y cada uno de sus eslabones de manera que desde la producción, distribución, consumo y disposición de alimentos se pierda la menor cantidad posible de estos.

El primer eslabón donde se debe procurar evitar pérdidas es en la producción, según León.

“Por ejemplo en países como Nicaragua y de hecho lo estamos haciendo, es muy importante trabajar sobre la generación del valor agregado lo más cerca a la producción, es decir, los pequeños y las pequeñas productores y productoras que tienen la posibilidad de acompañarse con programas que pueden generar valor, cerca de la producción de la finca, es decir, que pueden acopiar, que tienen un sitio para hacer una transformación, para conservar en el caso de lácteos por ejemplo, redes de frío de pequeña envergadura para que puedan conservar por más tiempo la leche”.

A esto se le debe sumar una mejora en el eslabón de los sistemas de logística y distribución ya que la transportación inadecuada de los alimentos también puede generar perdidas.

“Montás diez papayas por ejemplo, pero cuando llegas al sitio que se van a vender, resulta que de esas diez papayas una o dos se dañaron porque no se acomodaron bien en el camión”, agregó.

León detalló que justamente en este 2020 la FAO ha iniciado en Nicaragua la conformación de una Red Nacional que desde investigaciones y monitoreo genera información para la sensibilización en el tema a todos los actores de la sociedad, de modo que se desarrollen políticas públicas y programas para la coordinación de acciones conjuntas.

“Hay programas que se pueden hacer en los mercados mayoristas, por ejemplo, una buena opción es que todos los desperdicios de alimentos que se generan a nivel de los mercados puedan utilizarse en sistemas de compostaje para luego ser preparados como abono para la producción de alimentos”,

Podría considerarse también programas asociados al monitoreo y manejo de grandes superficies de almacenes y mercados donde alimentos que están próximo a vencer pueden ser canalizados a los Bancos de Alimentos locales para que puedan ser entregados a poblaciones vulnerables antes de su fecha de expiración.

“En varios países de América Latina se hace eso a través de lo que se llama los Bancos de Alimentos, son todos esos alimentos que están a uno o dos días de vencerse, que aún son consumibles, que aún tienen todas sus propiedades nutricionales organolépticas, antes de que expiren son distribuidos mediante esquemas logísticos a programas para población vulnerable”, dijo.

El pasado 29 de septiembre por primera vez se conmemoró el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos por iniciativa de la Asamblea General de Naciones Unidas.