Un panorama oscuro atraviesa el gobierno de Nicaragua con la relación económica que sostiene desde el año 2007 con el gobierno de Venezuela.

Según el último informe de cooperación externa del Banco Central de Nicaragua, del primer semestre del presente año, Nicaragua solo ha recibido de esa alianza 9.2 millones de dólares, cuando su pico más alto fue en 2013 con una ayuda de 558.5 millones de dólares.

Praácticamente este acuerdo está perdido ya que Venezuela no da abasto para ayudar financieramente a Nicaragua, indica Azucena Castillo, diputada de la comisión económica de la Asamblea Nacional.

Ambos gobiernos enfrentan una profunda crisis interna que los está obligando a barajar sus cartas sobre la mesa. En el caso de Nicaragua, ha provocado ajustes en el Presupuesto General de la República 2018 y un recorte en el Presupuesto para el 2019 de más de 13 millones de córdobas, mientra que el país suramericano enfrenta una contracción económica profunda y severa crisis migratoria.

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"El impacto de la reducción en la cooperación venezolana ya se está viendo reflejado y lo podemos ver en los recortes que se estan haciendo al Presupuesto General de Nicaragua", resalta Walter Espinoza, diputado de la Comisión Económica de la Asamblea Nacional.

Esos 9.2 millones de dólares que se ha recibido este año fueron destinados a proyectos socioproductivos, entre ellos está el subsidio energético, proyectos habitaciones de interés social e inversión pública.

Una relación comercial inestable

Diversos economistas habían advertido que existía el riesgo potencial de que esta alianza entre el gobierno de Nicaragua con el de Venezuela se podría traducir en un futuro en una deuda pública, aunque en los informes de cooperación divulgados por el Banco Central de Nicaragua están registrados como préstamos privados.

En los primeros años de la relación entre ambas naciones, el 50 por ciento del monto anual de la cooperacion procedente de Venezuela se financiaba mediante un crédito. Dichos recursos eran utilizados para financiar algunos programas gubernamentales y los negocios públicos – privados.

El restante 50 por ciento del monto de la factura era pagado con alimentos que se compraban a productores locales para ser enviados a ese país suramericano.