Foto Salvador García / VosTV.

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Expertos recomiendan atención inmediata en salud mental para infantes expuestos a estragos del huracán Iota

Los menores de edad puede que incluso no hayan sanado tras el paso del primer huracán Eta.


Expertos en salud mental afirman que el retorno de familias que pasaron un tiempo en albergues a lo que una vez fueron sus hogares, tras el paso del huracán Iota por Nicaragua, podría traer daños psicológicos a los niños y niñas.

En este tipo de casos lo mejor es brindar una rápida atención al paciente en cuestión.

Según Renato Montealegre, psicólogo, el mayor problema será si este niño o niña ya vivió antes los estragos del Huracán Eta, pues con solo una semana de diferencia tras la llegada de Iota aún podrían haber daños en el interior que no pudieron no haber sanado.

“Dependiendo de la edad pueden tener rabietas, mal humor, alteraciones del sueño, pero eso es cuando se atienden los primeros tres días después del evento, el problema es que ellos ya arrastraban un estrés postraumático por el huracán Eta, que al juntarse se vuelve fatal”, dijo Montealegre.

El psicólogo aseguró que para brindar atención al infante primero debe tratarse a los padres de familia.

Según Fátima Navas, psicóloga, la pérdida de un ser querido durante este tipo de desastres naturales puede ser más dañino emocionalmente para un niño o niña, por lo que tras su paso en el albergue volver a casa y no verle luego podría traerle depresión.

“Nosotros no le podemos decir a un niño de 4 añitos que ahora su familiar se fue a un lugar bonito en el cielo y está descansando, así si el niño quisiera estar junto a su padre puede tener ideas de repente, de que también quiera estar con él, es decir, morir", mencionó Navas

La información de los daños de Iota que dan a conocer los medios de comunicación puede generar que los infantes pregunten sobre el fenómeno natural por lo que los expertos recomiendan a los padres de familia abordar el tema sin generar temor e inseguridad.

Según la especialista ante este tipo de preguntas lo mejor sería una coordinación multisectorial, entre integrantes de las comunidades para hablarles a todos los niños y niñas presentes mediante charlas.

“Puede ser coordinándote con algún grupo que bien puede ser la comunidad ya sea con la representante de esta o con algún miembro de la iglesia u otro líder que pueda hablar de qué es un fenómeno natural, qué puede suceder y qué es lo que tenemos que hacer ante estos eventos posterior a que pasen”, expresó Navas.

Según el el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), más de 70 millones de niños en América Central y el Caribe estuvieron expuestos directa o indirectamente a los estragos de la temporada de huracanes 2020.