Foto Cortesía.

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"Casos de malaria podrían aumentar no solo en la Costa Caribe", advierten médicos

Tras el paso de los huracanes Eta - Iota.


Hasta septiembre de este año, los casos de malaria en Nicaragua ya sumaban 22,825, la cifra igualó en ese entonces al total de números de casos registrados en todo el 2019.

Tras el impacto de los huracanes Eta - Iota, los nuevos casos por esta enfermedad no solo podrían aumentar en la Costa Caribe sino también migrar de manera importante hacia otras zonas del país, advirtieron médicos del Comité Científico Multidisciplinario.

Leonel Argüello, epidemiólogo e integrante del Comité, señaló que “en este caso, la malaria es una situación bastante grave que debe tener un control fuerte, especialmente ahora que esperamos que mucha gente vaya del Pacífico hacia el Caribe a apoyar, estar pendientes (…) para poder garantizar que no traigamos la malaria hacia el Pacífico que ya hay casos, pero en menor cantidad”.

La malaria es una enfermedad que se adquiere al ser picado por la hembra del mosquito anófeles infectada por los parásitos Plasmodium Vivax o Plasmodium Falciparum, estos parásitos ingresan por el torrente sanguíneo hasta llegar al hígado donde producen merozoítos, otro tipo de parásitos que infectan los glóbulos rojos.

El paciente infectado presenta síntomas entre 4 a 10 semanas después de la infección, que pueden ser fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, náuseas y vómitos, dolor y fatiga muscular, sudoración, dolor abdominal o dolor en el pecho, tos, heces son sangre, ictericia, efectos de la coagulación sanguínea, shock, insuficiencia renal o hepática, trastornos del sistema nervioso central y coma.

A los médicos les preocupa también que el tipo de malaria causada por el parásito Plasmodium Falciparum, y que suele ser la forma más grave de la enfermedad, incrementó en casi un 43 por ciento en Nicaragua.

“Es la malaria que puede ser grave y que te afecta el cerebro. Te da lo que es la malaria cerebral y ahí tenés muchas posibilidades de fallecer”, explicó Argüello.

En septiembre de este año, ya la Organización Panamericana de la Salud (OPS) había advertido al Gobierno de Nicaragua del alto riesgo de proliferación de esta enfermedad y lo invitó a fortalecer los servicios de salud y control epidemiológico para detectar los casos y erradicar al mosquito anófeles, cuya picadura le transmite al ser humano el parásito que causa la enfermedad.

“Nicaragua tiene un problema severo en malaria, en Puerto Cabeza ya es un problema viejo y que puede aumentar por esta pandemia. Es importante de que Nicaragua tome nota de que se puede eliminar la malaria en Centroamérica y en Puerto Cabeza", resaltó Marcos Espinal, director del Departamento de Enfermedades Transmisibles y Determinantes Ambientales de la Salud de la OPS.

De acuerdo a esta organización desde el 2011 han venido incrementando los casos anualmente a pesar de los esfuerzos realizados para controlar la malaria. En la zona de la Costa Caribe se encuentran los principales focos activos, concentrándose los casos en Bilwi.

Precisamente en esa zona del país, el nuevo contexto que dejaron a su paso los huracanes Eta - Iota deben obligar a las autoridades a readecuar los sistema de salud para la atención y prevención de la malaria, señaló Josefina Bonilla, médico salubrista e integrante del Comité Científico Multidisiplinario.

Bonilla enfatizó que “el programa de malaria ya no puede ser igual en muchísimas comunidades, se tiene que reorganizar, planificar sus actividades, mientras tanto la malaria no se detiene porque los mosquitos se están dando gusto en la reproducción, está sumamente alterado ese ambiente”.

Destacó también que “todos los programas estos que son de salud pública necesitan movilización de personas de un lugar a otro, movilización de recursos materiales, insumos que son sumamente necesarios para continuar ejecutando un programa”.