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Starbase, Texas: el poder de Musk transforma la frontera y establece su propia ciudad

Musk, logró que la sede de la empresa fuera reconocida como una localidad bajo las leyes del estado.


A un costado de la carretera, en un estrecho camino desgastado por el paso constante de camiones, se erige un busto dorado. El rostro maltrecho de Elon Musk, al que un acto de vandalismo le arrancó parte del cachete, marca el ingreso al territorio del hombre más rico del mundo.

En el sur de Texas, a las afueras de Brownsville, justo en la frontera con México, la empresa aeroespacial del magnate, SpaceX, ha establecido su propia ciudad: Starbase, que en español se puede traducir como “base de las estrellas”.

Tras años de presionar para adquirir propiedades y terrenos en lo que antes era Boca Chica Village (una pequeña comunidad a orillas del golfo de México y rodeada por una reserva natural), sumado a su influencia política y la inyección de miles de millones de dólares en SpaceX, Musk, logró que la sede de la empresa fuera reconocida como una localidad bajo las leyes del estado.

Este nuevo estatus le otorga a Starbase poderes limitados: puede imponer impuestos reducidos a la propiedad, otorgar permisos de construcción y crear un departamento de policía.

La nueva ciudad se extiende por unos cuatro kilómetros cuadrados. Tiene poco más de 200 habitantes, la mayoría empleados por la compañía espacial, incluido el alcalde, y eligió ayer a sus primeros funcionarios en una reunión pública.

Dos personas pierden la vida en trágico accidente

Cuenta, por ahora, con pocas calles: la avenida estatal, única entrada y salida del poblado, y varias vías paralelas que conforman los “barrios”. Estos son una mezcla de casas prefabricadas adornadas con céspedes verdes, pulcramente cortados, autocaravanas y edificios en construcción.

Se ven más autos que personas: algunos Teslas esparcidos entre los hogares, camiones de carga y camionetas pick-up. En las cLas oficinas corporativas de SpaceX se alzan en un enorme edificio cuadrado de cemento gris con ventanas negras. La carretera principal desemboca en el mar, donde, casi a orillas de la playa de Boca Chica, está la plataforma desde donde despegan los alles, bajo el pesado sol tejano, solo hay obreros de construcción pavimentando vías, levantando muros y cercando parcelas.

"Colonizando" la región

El desarrollo de Starbase y la expansión del poder de Elon Musk sobre la zona han puesto en alerta tanto a los residentes del Valle del Río Grande como a activistas locales.

SpaceX y el condado de Cameron clausuran la entrada a la playa antes y durante los lanzamientos del Starship, el megacohete que Musk está desarrollando en Starbase. Los cierres pueden extenderse durante varios días si el despegue se retrasa.

Alda y René Merlano, un matrimonio con más de cuatro décadas juntos y raíces familiares que se extienden por generaciones en la frontera, recuerdan con una mezcla de nostalgia y rabia sus excursiones a la playa de Boca Chica.

"Iba con mis padres; solo había que meter todo en el carro y salir", cuenta Alda, profesora de Literatura jubilada.

Entre los nuevos edificios, la plataforma de lanzamiento y los constantes cierres, el lugar donde crecieron ha cambiado por completo. Desde su casa, a más de 25 kilómetros de la plataforma de despegue, se escucha cuando lanzan los cohetes o hacen pruebas con los impulsores, relata.

Su experiencia es compartida por decenas de vecinos de Starbase, según corrobora Juan Mancías, líder de la tribu Carrizo/Comecrudo, pueblo indígena de la región, aunque no reconocido por el gobierno federal.

Para él, la llegada de Musk equivale a un nuevo proceso de colonización que busca extraer los recursos de la zona, arrebatándoselos a los nativos: “Es lo mismo que hicieron aquí hace 500 años. Vinieron por una sola cosa: llevarse las fuentes de vida de esta tierra”.

Apoyo oficial y disputas de poder

Las autoridades del condado de Cameron y la alcaldía de Brownsville respaldan los proyectos de Elon Musk, argumentando que generan empleo y fomentan el crecimiento económico.

La presencia de SpaceX, subrayó el juez del condado de Cameron, Eddie Treviño, en un informe publicado el año pasado, “ha afectado positivamente” a la región “mediante el aumento del turismo y nuevas oportunidades de empleo”.

En concreto, especificó el reporte, SpaceX emplea a más de 3.400 personas y ha generado más de 800 millones de dólares en impuestos a nivel local y estatal.

A pesar de haber abandonado oficialmente el gobierno de Donald Trump, Musk ha mantenido sus redes de influencia a favor de SpaceX en altos mandos de la NASA y de las Fuerzas Aéreas, agencias gubernamentales que conceden contratos a la empresa aeroespacial, según reportó el diario The New York Times. También conservaría una relación estrecha con la Casa Blanca, según señaló el propio Trump.

Juan Mancías, sin embargo, insiste en hacer contrapeso a la influencia del magnate desde su rincón al sur de Texas: “No tiene ningún poder. Es la comunidad la que tiene el poder, y él está tratando de controlarlos”.