El mal humor de los padres de familia afecta la autoestima de los niños

El mal humor puede ser inevitable por el ritmo acelerado que se vive en la actualidad. Sin embargo, es necesario percatarse de aquellas actitudes que no benefician a la relaciones entre padres e hijos


Los adultos lidiamos a diario con problemas laborales, económicos y personales que generan frustraciones que muchas veces son mal canalizadas y terminan afectando a nuestros hijos. Estas afectaciones desarrollan en nuestros hijos inseguridad, angustia y estrés.

La psicóloga Daniela Berneín explica que en la manera en cómo nos comportamos con ellos, así mismo se comportarán.

"Si lo corregís gritándole, ellos te gritarán", ejemplifica la especialista. “¿Por qué será que mi hijo cuando le hablo me grita? Cuándo vos estas enojada cómo le hablas a tú hijo? A parte de voltear los ojos, tirar las puertas, todos los gestos no verbales sin tener que decir algo los niños lo entienden y lo absorben todo", dice Berneín.

Las alteraciones mentales de los padres, como el enojo, la tristeza y el estrés, inhiben el desarrollo infantil. Los hijos de padres con estas características replican este comportamiento con efectos nocivos de largo plazo.

El mal humor puede ser inevitable por el ritmo acelerado que se vive en la actualidad, considera la psicóloga, sin embargo, es necesario percatarse de aquellas actitudes que no benefician a la relaciones entre padres e hijos.

“Debés tomar conciencia de que si hiciste un acto inadecuado, le gritastes, le pegastes; pidas perdón los hijos tienen que saber que los papás no somos seres perfectos y que nos equivocamos todo el tiempo” agrega Berneín.

Debés tomar conciencia de que si hiciste un acto inadecuado, le gritaste, le pegaste; pidas perdón los hijos tienen que saber que los papás no somos seres perfectos y que nos equivocamos todo el tiempo.

Para evitar que los niños y niñas sufran las consecuencias del mal humor de los padres, la especialista recomienda hablar con ellos sobre las problemáticas del hogar.

Es fundamental que el adulto reconozca que sus niveles de estrés y mal humor son elevados. La única forma de poder hacer frente a esa situación y cambiarla comienza por reconocer que existe.