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Las rabietas en los niños, una alerta para los padres

Otro factor importante para controlar las rabietas o el comportamiento en los niños, es el mismo accionar de los adultos.


Las rabietas, o lo que en el buen nicaragüense se conoce como “malacrianzas” en los niños, son en realidad una señal de alerta para los padres de familia; pues el comportamiento de los niños puede hablar muchos sobre lo que están viviendo los pequeños.

La psicóloga Grethel Reyes, fundadora del Centro Psicopedagógico Landa, dice que las rabietas son la manera en que los niños manifiestan sus inconformidades con gritos y otros comportamientos fuera de lo normal y “muchas otras veces es por algo que al niño no lo está haciendo sentir bien y no sabe cómo comunicarlo”.

“Punto número uno, es pensar en lo que el niño está sintiendo y punto número dos, cómo lo está logrando resolver. Entonces un niño que no logra comunicar bien, verbalmente, lo que está sintiendo; obviamente el medio de comunicación es el grito, obviamente aquí hay otro problema de trasfondo (…) Entonces con los niños más chiquititos es lograr entender lo que al niño le está pasando”, asegura Grethel Reyes.

Reyes dice que para controlar el mal comportamiento o las rabietas en los niños, es importante entender qué está afectando su entorno y saber comunicarse con ellos, esto en dependencia de la edad del pequeño.

“Obviamente los niños más grandes que tienen un lenguaje más desarrollado, que tienen más elocuencia para explicar las cosas, lo importante es preguntarles: ¿Amor, cómo te sentís? ¿Amor, qué es lo que te molesta? Hacerles preguntas más directas para que el niño sienta la confianza de expresar y decir sí papá, no papá. Es esto lo que me está pasando”, explica la especialista.

Otro factor importante para controlar las rabietas o el comportamiento en los niños, es el mismo accionar de los adultos, “revisar el adulto que es lo que está haciendo para manejar la conducta del niño, si hay coherencia entre el estilo de crianza del papá y de la mamá”.

“Tienen que ser los adultos en coherencia, que manejen reglas establecidas, límites claros para que el niño tenga que saber qué es lo que tiene que hacer, qué es lo que puede hacer, por qué y por qué no. Hay que saber explicarle a los niños por qué el adulto le pone ese límite, por qué es que le va a afectar a él como niño y por qué le decimos: eso no se puede hacer”, finaliza la psicóloga Grethel Reyes.