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¿Por qué los católicos conmemoran hoy 30 de agosto a Santa Rosa de Lima?

La patrona de América y las Filipinas, Isabel Flores de Oliva, destacó por la oración y ayudar siempre a las personas pobres y enfermas.


Cada 30 de agosto, la feligresía católica conmemora a Santa Rosa de Lima, patrona de Perú, América y las Filipinas, aunque la fiesta universal a esta santa se celebra el 23 de agosto. ¿Por qué se le celebra en dos fechas?

Según detalla el sitio Aciprensa, Santa Rosa de Lima partió al cielo un 24 de agosto de 1617, en la fiesta de San Bartolomé Apóstol y fue el historiador José Antonio Benito, colaborador de la Enciclopedia Católica, el Papa Clemente X, quien canonizó a Santa Rosa de Lima en 1671, es decir fijó su fiesta en la Iglesia universal para el 30 de agosto.

Por su parte, Vaticannews menciona que la conmemoración de un santo coincide con el día de su partida al cielo y no se le podía dar ese día porque era fiesta de San Bartolomé. La fecha más cercana, libre en el calendario de la Iglesia, era el 30, de modo que se optó por ese día.

A la santa de América se le recuerda por sus icónicas palabras, que la representaban en su círculo: “Cuando servimos a los pobres y a los enfermos, servimos a Jesús”. Isabel Flores de Oliva, nombre de pila de la religiosa, destacó por la oración y ayudar siempre a las personas pobres y enfermas.

Otro detalle que destaca el sitio es que la Solemnidad de la Patrona del Perú, el 30 de agosto, coincide con el día en el que se celebra a la Policía Nacional y de las Enfermeras y Enfermeros.

Datos curiosos

Es la primera santa canonizada del Nuevo Mundo, patrona del Perú, de América, de las Indias y de Filipinas.

Nació en Lima, en 1586, fue la décima de los trece hijos de los Flores de Oliva, de origen noble español afincados en Perú.

En su casa la llamaban Rosa, por el color rosado de sus mejillas. Al recibir la confirmación, recibió este nombre.

La patrona de Perú, tuvo una profunda formación espiritual. En ese proceso, tuvo noticia de la figura de Santa Catalina de Siena, a quien admiraría el resto de su vida.

En medio de sus faenas, Rosa dedicaba muchas horas a la oración y a la práctica de la penitencia. Su intenso amor por el Crucificado la llevó a hacer un voto de virginidad. Poco a poco Rosa se abría cada vez más a la dimensión mística y a la contemplación.

Además de su vocación por asistir a misa, le gustaba atender a los enfermos abandonados o a los esclavos maltratados. Mientras atendía a los necesitados, conoció a San Martín de Porres, con quien compartía el mismo afán de asistir los más sufridos. Ambos santos se hicieron amigos en virtud de la caridad.

Cada año, miles de fieles acuden al Santuario de Santa Rosa de Lima para rendir homenaje y dejar su carta en el pozo de los deseos. En el santuario está una iglesia y un convento, fueron construidos en el siglo XVII y XVIII al lado de la casa donde vivió Isabel Flores de Oliva. Fue aquí donde la santa inició sus curaciones milagrosas.

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