
El origen tóxico del "Sombrerero Loco"
Una mirada desde la historia, la literatura y la salud pública.
La popular expresión “loco como un sombrerero” tiene su origen en la Inglaterra del siglo XVIII y está vinculada a una realidad médica: el envenenamiento por mercurio, conocido como hidrargiria.
Esta afección era común entre los trabajadores de la industria sombrerera, quienes estaban expuestos a compuestos tóxicos utilizados en el proceso de fabricación de sombreros, como el nitrobenceno.
Lewis Carroll, autor de Alicia en el País de las Maravillas, reflejó esta problemática en el excéntrico personaje del Sombrerero Loco. Aunque su comportamiento en la obra se asocia más a la euforia que a los síntomas reales del envenenamiento por mercurio, su figura se inspiraría en la reputación que tenían estos trabajadores de presentar alteraciones neurológicas.
Carroll, nacido en Daresbury, cerca de Manchester y de la localidad sombrerera de Stockport, pudo haber estado influenciado por este contexto industrial. Su personaje se convirtió así en una representación literaria de un problema de salud laboral que afectó a miles de personas durante la Revolución Industrial.
La hidrargiria se manifestaba con síntomas como temblores, delirios, cambios de humor, espasmos y trastornos de coordinación, provocados por la exposición prolongada al mercurio en ambientes de trabajo insalubres y mal ventilados. Estos cuadros clínicos fueron documentados con mayor detalle recién a mediados del siglo XX por el doctor J. Addison Freeman, quien describió también afectaciones cutáneas, visuales, digestivas, respiratorias y renales.
A pesar de que el uso del mercurio ha disminuido en la industria sombrerera, su toxicidad continúa siendo un problema global. El mercurio, presente de forma natural en la corteza terrestre, es emitido principalmente por actividades humanas como la quema de carbón o ciertos procesos industriales, y puede acumularse en la cadena alimentaria, especialmente en peces y plantas acuáticas.
En respuesta, la comunidad internacional adoptó en 2013 el Convenio de Minamata, un tratado que busca reducir el uso de mercurio y controlar su liberación al medio ambiente. Países como Argentina han implementado legislación específica para cumplir con este acuerdo y proteger la salud pública.
La Organización Mundial de la Salud ha advertido que, en algunas comunidades pesqueras, se han registrado niveles alarmantes de intoxicación por metilmercurio, lo que evidencia la necesidad de una regulación más estricta y vigilancia permanente.
Desde los sombrereros victorianos hasta los emperadores chinos que se intoxicaron buscando la inmortalidad, el mercurio ha dejado una huella duradera en la historia de la humanidad. La figura del Sombrerero Loco permanece como un recordatorio literario del costo humano de la industrialización y de la importancia de una conciencia ambiental y sanitaria que, aunque ha avanzado, sigue siendo urgente.