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Llaman a fortalecer la producción agrícola para combatir la inseguridad alimentaria

El llamado fue realizado en un nuevo Informe Especial.


La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés, llaman a fortalecer la producción agrícola y los sistemas de protección social y extender su alcance en el área rural para responder al triple desafío de combatir la inseguridad alimentaria y el aumento de la pobreza extrema, y apoyar la producción de alimentos en la región.

El llamado fue realizado en un nuevo Informe Especial conjunto titulado “Hacia una seguridad alimentaria y nutricional sostenible en América Latina y el Caribe en respuesta a la crisis alimentaria mundial”.

Según el informe, el contexto internacional de crisis sucesivas y el conflicto en Ucrania comprometen el acceso de América Latina y el Caribe a los alimentos y a insumos claves para la agricultura regional.

Asimismo, refleja que el conflicto ha afectado directamente el comercio internacional de petróleo crudo, gas natural, cereales, fertilizantes y metales. De esta forma, los precios más altos de la energía y los alimentos son parte de los factores que han llevado a una revisión del crecimiento global a la baja en 2022.

Se prevé que la economía mundial crezca 3,1% en 2022, 1,3 puntos porcentuales menos que lo pronosticado antes del estallido de la guerra, mientras que la región de América Latina y el Caribe se expandirá 3,2% este año, pero se desacelerará notoriamente hasta 1,4% en 2023, según las últimas proyecciones de la CEPAL, debido precisamente al contexto internacional

“A pesar de contar con un importante superávit comercial agropecuario, América Latina y el Caribe está expuesta a los problemas de producción y comercialización y a las alzas de precios derivados de la guerra en Ucrania. Las alzas de los precios internacionales de los alimentos e insumos afectan tanto a los países exportadores como a los importadores netos de alimentos. Además, la región importa más de 80% de los fertilizantes utilizados en la agricultura”, señaló José Manuel Salazar-Xirinachs, Secretario Ejecutivo de la CEPAL.

Agrega que una reducción en los rendimientos y las cosechas de productos claves para la seguridad alimentaria debido a una menor fertilización se sumaría a los efectos dañinos de la inflación de alimentos sobre la población más vulnerable.

Según los organismos, la inflación de alimentos aumenta el riesgo de problemas de acceso a una dieta saludable, inseguridad alimentaria y hambre, pues afecta más a los hogares de menores ingresos. En la región, la inflación que golpea a los sectores más pobres es 1,4 puntos porcentuales más altos que la correspondiente a los sectores más ricos.

Por su parte, Mario Lubetkin, Subdirector General y Representante Regional de la FAO para América Latina y el Caribe, señaló que el hambre aumentó en la región en un 30% entre 2019 y 2021. La alta dependencia de la importación de fertilizantes y la variación de los precios de los alimentos tiene un impacto negativo e inevitable en los medios de vida, principalmente de la población rural, y en el acceso a una dieta saludable.

“Si bien el índice de precios de los alimentos de la FAO bajó en los últimos 7 meses, su nivel aún se mantiene 14% más alto en comparación al 2021. El fortalecimiento de los sistemas de protección social en las zonas rurales, particularmente orientados a agricultores familiares; y eliminar las restricciones al comercio internacional de alimentos y fertilizantes, serán medidas clave en el proceso de respuesta a la actual crisis”, sostuvo.

El estudio indica que reforzar el papel activo que los sistemas de protección social, incluyendo a los programas nacionales de alimentación escolar, desempeñaron durante la fase más crítica de la pandemia es una necesidad para evitar que los segmentos más vulnerables de la población, como niños y ancianos, se vean irreversiblemente afectados por el alza de precios de los alimentos.

“Como Programa Mundial de Alimentos estamos acompañando a los gobiernos nacionales para identificar y responder a estas necesidades incrementales, a través del uso y expansión de la protección social de manera sostenible, además de un continuo fortalecimiento de la preparación de los sistemas, para no dejar a nadie atrás”, indicó Lola Castro, Directora Regional del WFP para América Latina y el Caribe.

El informe enfatiza que la complejidad y la magnitud de las políticas que se requieren para conciliar las respuestas de emergencia con la reducción de problemas estructurales y fiscales demandan la coordinación en diversas áreas macroeconómica, social y productiva y la articulación de las respuestas a nivel regional.

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