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Plan efectivo para controlar los gastos hormigas y tomar el control de tu dinero

Con el tiempo pueden afectar seriamente la economía personal o familiar.


Compras impulsivas como un café por la tarde, un refrigerio fuera de casa o una prenda no planificada podrían parecer inofensivas. Sin embargo, cuando estos pequeños gastos se repiten cada día, representan una fuga importante de dinero.

Son los llamados gastos hormiga, consumos pequeños, frecuentes y no contemplados en el presupuesto, que con el tiempo pueden afectar seriamente la economía personal o familiar.

“Un gasto hormiga es una compra que no está planificada y se hace para satisfacerse”, explica la consultora financiera Ana María Gutiérrez.

“Un grado de emoción, ansiedad o demasiada expectativa nos lleva a querer saciar o gratificar esa sensación por medio de una compra”.

Gutiérrez destaca que este tipo de consumo tiene muchas veces una raíz emocional y puede pasar desapercibido hasta que, sumado en el mes, rompe por completo con la planificación financiera. “Puede parecer que son solo cinco o diez córdobas al día, pero al final del mes representan un monto considerable que afecta el presupuesto familiar”, advierte.

Aunque no siempre son directamente responsables de un endeudamiento, los gastos hormiga pueden facilitar que este ocurra. “Vos tuviste un gasto hormiga y, como no pudiste pagar parte de la mensualidad completa del colegio, buscás cómo completar el dinero. Ese gasto no provocó directamente la deuda, pero sí fue un factor que contribuyó a ella”, detalla la experta.

La clave, según Gutiérrez, está en identificar qué provoca ese gasto, ya sea el cansancio, la ansiedad, la euforia, incluso el aburrimiento puede llevar a una persona a consumir sin pensar. “A veces estamos con sueño por la tarde en el trabajo y buscamos un pancito o un cafecito para activarnos. Pero también podemos hacer ejercicio o alguna actividad lúdica que nos reactive sin afectar el bolsillo ni la salud”, sugiere.

Planificar incluso los “gustitos” puede hacer una gran diferencia.

“Las finanzas no restringen. Si uno quiere tomarse un café una vez por semana, está bien, pero debe estar contemplado. El problema es cuando tomamos decisiones sin tener claridad de lo que vamos a hacer”, puntualiza.

Y aunque los gastos forman parte de la vida cotidiana y no deben verse como enemigos, sí es necesario entender cómo usarlos a favor. “No hay que satanizar el gasto. El gasto es parte de nuestra estructura de vida. Pero cualquier dinero que no gastés de forma no planificada puede servirte no solo para ahorrar, sino para invertir”, concluye Gutiérrez.