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Fernando Artola y su universo de dibujos sobre poroplast
Aunque soñaba con ser ingeniero civil, la vida lo llevó por otros rumbos.
Tras quedar desempleado en el año 2015, la vida llevó a Fernando Artola por otros rumbos. Hoy los colores, pinceles y creatividad son sus mejores aliados, de los que resultan hermosas figuras construidas sobre poroplast, madera, metal, foamy o incluso paredes.
Asegura que encontró en el dibujo y la pintura artística no solo una salida, sino un destino. "Más que sustento, es una forma de llenar vacíos", dice el joven de 31 años que habita en Nagarote.
Aunque alguna vez soñó con ser ingeniero civil, ya que le fascina la construcción, hoy lo hace de otra forma y es edificando figuras gigantes, llenas de detalles, emoción y color, que hoy se viralizan en las redes sociales. El más reciente es Stitch.
"Todo comenzó como un pasatiempo en la primaria", cuenta entre risas, recordando aquellos trabajos escolares donde dibujar el mapa de Nicaragua o el cuerpo humano era una forma de ganarse los diez puntos.
Hoy, ese pasatiempo se ha convertido en su oficio, el que ha ido moldeando con talento autodidacta y constancia. “No me voy a hacer rico”, dice con humildad, “pero me gusta lo que hago”.
Menciona que el trabajo que realiza tiene mucha demanda, pero trata de no llenarse mucho de pedidos, puesto que implica desvelo y cansancio; y trata de cuidar su salud.
Algunos de sus trabajos
A la fecha ha pintado desde Gokus de un metro y medio hasta Hello Kittys monumentales. "Es que casi nadie pinta lo que yo hago", dice con orgullo.
Su talento no se limita a personajes animados. También realiza murales y decoraciones comerciales, como el que hizo recientemente en Niquinohomo, donde en un solo día ganó 3 mil córdobas pintando peces, algas, y tortugas marinas en el negocio de una emprendedora local.
“La señora vende pescados y ceviche, y tiene que irse de madrugada a las costas de Carazo, a comprarle a los pescadores”, cuenta.
El precio de sus obras varía: una figura de 1.5 metros puede costar entre 30 y 35 dólares, mientras que caricaturas de menor tamaño rondan los 300 córdobas.
Artola pide una semana de anticipación para los encargos, no porque tarden tanto, sino porque suele estar creando varias piezas al mismo tiempo. "Dibujo, pinto, esculpo... hago de todo un poco", relata el joven que es papá de una niña, quien es su motor para seguir luchando y trabajando en el arte.
Si le interesa su trabajo lo pueden encontrar en Instagram como @Artola7318