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El misticismo de Cuzco, protagonista de la nueva película de Transformers

Un film donde la potencia de épicas batallas entre robots se mezcla con la cultura andina de Perú.


El misticismo de Cuzco y el Machu Picchu son el escenario de la nueva entrega de la saga de "Transformers, el despertar de las bestias", un film donde la potencia de épicas batallas entre robots se mezcla con la cultura andina de Perú y los paisajes que dejan sin aliento.


"Definitivamente, Cuzco y Perú tienen un rol protagónico en la película, nos coloca en ojos del mundo entero. Es un incentivo para la gente que conozca más nuestro país y lo quiera visitar, desde el interior y exterior”, expresó a EFE la jefa de la oficina de imagen y marca país de la Comisión de Promoción del Perú para la Exportación y el Turismo (Promperú), Carmen Julia García, en el estreno de la película para la prensa.

La cinta producida entre otros por Steven Spielberg, se estrena en las salas peruanas el miércoles 7 de junio, es la séptima entrega de la saga basada en los coches robóticos y gran parte de la trama se desarrolla en Cuzco, el Valle Sagrado y la región selvática de San Martín.

Pese a ser un tipo de película donde prima la acción y efectos especiales, los paisajes, cultura, música, historia de Perú no son un simple fondo y forman parte de la historia del bien y el mal, entre los "Autobots" y "Decepticons".

La directora de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Cuzco, Maritza Rosa Candia, comentó a EFE que el proyecto cinematográfico ha respetado mucho tanto las propias ruinas del Machu Picchu a la hora del rodaje, donde el equipo se tuvo que enfrentar al "mal de altura", como las tradiciones del país, lo que hace descubrir al mundo la cultura andina peruana.

El cariño mostrado hacia el país se traslada a los personajes, aunque sean robots, puesto que la película retrata la selva peruana como un lugar en el que los "Maximals", los míticos animales mecanizados, han querido quedarse y han aprendido a apreciar a la especie humana.

GUIÑOS INCAS

Los protagonistas recorren la selva de Tarapoto con sus imponentes cascadas, desafían las carreteras del Valle Sagrado y corren por las angostas calles de Cuzco e incluso bailan en plaza de Armas que se llena de color gracias a la celebración del Inti Raymi o festival del sol.

"Han mostrado costumbres que se dan cada año como el Inti Raymi, se ha visto colorida la Plaza de Armas y a personas danzando, algo que también forman parte de nuestra cultura inmaterial", indicó Candia, al indicar que los espectadores iban a poder apreciar un legado vivo del país.

A ritmo de música festiva andina los personajes tratan de resolver enigmas y descubren templos ficticios con la inspiración del imperio incaico.

En este sentido, una de las escenas más espectaculares de la película es cuando estos llegan y se muestra uno de los puntos más místicos y misteriosos de la ciudad imperial, el templo de Sacsayhuaman.

Se trata de una explanada ceremonial en lo alto de una colina dedicada al dios Illapa, o dios del rayo y donde los incas libraron una de las más duras batallas contra los españoles en 1536.

El punto álgido de modernidad, metal, transformaciones y efectos especiales con la cultura andina se da cuando el grupo de robots conoce a una comunidad nativa, los queros, un pueblo que a día de hoy solo habla quechua y que ayuda a los protagonistas a llevar a cabo su misión.

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