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A un año de la muerte de Liam Payne en Argentina, se espera juicio con solo dos acusados

El exintegrante de One Direction murió a los 31 años en el hotel CasaSur de la capital argentina.


A un año de la muerte de Liam Payne en un hotel de Buenos Aires, sus familiares y seguidores esperan el inicio de un juicio que, contra la voluntad de la Fiscalía argentina, sentará en el banquillo a solo a dos de los cinco procesados al inicio, ambos por venta de drogas.

El exintegrante de One Direction murió a los 31 años tras caer del tercer piso del hotel CasaSur de la capital argentina a las 17.07 horas del 16 de octubre de 2024, después de haber consumido, durante los tres días que se hospedó allí, cantidades de alcohol y cocaína que combinó con antidepresivos.

El cantante británico llegó al país a finales de septiembre con el empresario Rogelio Nores, quien durante la madrugada del 14 de octubre gestionó el ingreso de Payne en el hotel y se presentó ante los empleados como un contacto de referencia.

Renovar visado estadounidense

Según el expediente judicial, Nores lo acompañaba en calidad de asistente y mánager, conocía el estado de intoxicación y vulnerabilidad de Payne y omitió pedir asistencia médica, aunque parte de su defensa consistió en afirmar que era solo un amigo.

La Fiscalía lo imputó por “abandono de persona” y luego por “homicidio culposo”, pero fue sobreseído en febrero de 2025.

Una de las razones del viaje de Payne a Argentina era renovar el visado estadounidense en la embajada de Buenos Aires, donde se alojó, durante su estancia, en distintos hoteles y alojamientos privados. El 2 de octubre fue al concierto que su excompañero de One Direction Niall Horan ofrecía en esta capital.

Durante su estancia en CasaSur, el artista intentó conseguir estupefacientes y para ello pidió a Nores "un número de confianza", pero este consideró solicitarlo "al personal del hotel", según el documento judicial al que tuvo acceso EFE.

Con conocimiento de Nores, Payne también pedía bebidas alcohólicas desde la mañana.

El día de su muerte, según declararon los empleados del hotel, estaba "exaltado", "tambaleante", "perdido", "en evidente mal estado", con "actitud agresiva", "sobrepasado", "daba manotazos al aire", "no estaba en sí mismo".

Rompió mobiliario y bajó a la recepción varias veces. La última, minutos antes de las cinco de la tarde, con una botella de whisky en la mano y perdió el conocimiento en un sillón.

"Lo levantamos dormido, estaba como desmayado, para no dejarlo en el lobby y lo llevamos a la habitación", declaró uno de los empleados, quien añadió que aguardó "alrededor de diez minutos" fuera del cuarto para comprobar "si el huésped salía o no".

Por esa decisión fueron imputados por abandono de persona y procesados por homicidio culposo Gilda Agustina Martín, encargada del hotel, y Esteban Reynaldo Grassi, jefe de recepción, quien ayudó a trasportar al huésped inconsciente.


"Está en una habitación que tiene balcón y, bueno, estamos con un poco de temor de que haga algo que le ponga en riesgo su vida”, dijo Grassi en una comunicación realizada al 911 (emergencias) a las 17.01 horas de aquel día, seguida de otra en la que avisaba que el huésped había caído del tercer piso.

"La conducta que debió haber llevado adelante Martín era mantenerlo a resguardo en una zona sin fuentes de peligro, en compañía y hasta tanto se procurara un cuidado médico”, argumentó la Fiscalía.

Martín, Grassi y Nores fueron exculpados el 19 de febrero, a pesar de numerosos recursos, quejas y apelaciones presentadas por la Fiscalía argentina.

Los únicos dos acusados que serán juzgados son Braian Nahuel Paiz y Ezequiel Pereyra, de 22 y 25 años, respectivamente, ambos en prisión preventiva desde noviembre e imputados por venga de drogas.

Paiz conoció al músico en un restaurante del barrio de Puerto Madero, donde trabajaba como camarero. Pereyra era empleado del hotel CasaSur y habría actuado como intermediario.

El camarero reconoce que hubo entrega de estupefacientes, pero de manera gratuita -delito penado con menos años de cárcel-, "para pasar tiempo a solas con él", algo que efectivamente ocurrió durante cuatro horas, según registraron las cámaras del hotel.

Pero los magistrados descartaron esa versión al considerar que, durante un operativo policial, los vecinos de Paiz informaron de que “la totalidad de los habitantes/familias del lugar posee como actividad principal de sustento de vida la comercialización de material estupefaciente”.

Y dejaron fuera del proceso a Martín, Grassi y Nores al expresar que hubo "una manifiesta arbitrariedad” en el proceso y que “no se realizaron peritajes telefónicos y testimoniales” solicitados en diciembre.

Sobre Nores, la Fiscalía consideró que tenía "influencia" sobre Payne y que debía haber actuado de otra manera, avisando a la familia y a los servicios médicos.

Geoffrey Payne, el padre del cantante, declaró que su hijo había dejado de usar su teléfono personal para evitar recaídas y se contactaba con él a través de Nores, que lo “acompañaba y cuidaba”.

También afirmó que esta persona sabía de sus adicciones y que había asumido “plena responsabilidad” por su bienestar durante su último tratamiento en Miami.

"Era una persona vulnerable y no lo ayudaron, lo dejaron solo", dice Valeria Riosa, de Forever LP Latam, una comunidad de 200 fans del cantante, que se ocupan de mantener un altar de flores en el lugar donde perdió la vida su ídolo hace justo un año.