
EFE
Mon Laferte: “En los 50 me habría sentido mal, pero hoy me gusta que me digan femme fatal”
Su experiencia más reciente fue como actriz en el musical ‘Cabaret’ en México.
En un intento de reapropiarse de un concepto que “varias veces” le achacó la prensa, la cantante chilena Mon Laferte reivindica en una entrevista con EFE el título de su nuevo álbum, ‘Femme fatale’, y reconoce que en los años 50 se habría “sentido mal”, pero hoy le “encanta” que se lo digan.
“En el 2025 me gusta que me digan ‘femme fatal’. Amo ser esa mujer segura, libre y que usa su sensualidad y sus encantos”, dice en una entrevista desde un hotel de la capital, donde presentó a la prensa su nuevo disco, que se estrenará el 24 de octubre.
El nuevo trabajo nace de titulares en los medios –“como 'Mon Laferte, la femme fatale de la música'”, recuerda– pero también de su experiencia más reciente como actriz en el musical ‘Cabaret’, en el Teatro de los Insurgentes de Ciudad de México, donde representó el personaje de Sally Bowles, una mujer a la que también colgaron esta etiqueta.
“Hoy una ‘femme fatale’ sería una mujer segura, con opinión, pensante”, pero en el pasado –precisa la intérprete– “tenía una connotación negativa, era encantadora, pero siempre tenía la cosa malvada de engatusar a los hombres”.
"Una versión rota e incluso trastornada” de sí misma
Laferte (Viña del Mar, 1983) explica que su nuevo álbum, que mezcla influencias del jazz, el soul y el R&B con una estética del cabaret, es “muy personal”, “oscuro” y que muestra “una versión rota e incluso trastornada” de sí misma.
“Encontré mis propios audios en mi teléfono hablándome a las 5 o 6 de la mañana, no sé con qué intención, pero y contándome todo lo que estaba sintiendo en ese momento, de noche, agarrando la guitarra y tomando mi botella, y eso lo puse en el disco”, cuenta la cantante, que acumula múltiples premios internacionales, entre ellos cuatro Latin Grammy.
Años después, la compositora, que ha relatado en varias ocasiones los episodios de depresión que ha atravesado durante su vida, admite que le “da pudor y vergüenza” observar a la Mon Laferte de aquella época, pero por encima de todo rescata su “fortaleza” y “poder de resiliencia”.
“Años atrás, con todos estos problemas, igual te levantaste”, dice que le recuerdan sus nuevas canciones.
Con un vestido-chaqueta celeste vintage, una larga melena rubio platinado recogida y dos mechones perfilándole la cara, la cantante presentó los 14 temas del álbum, tres de los cuales estrenados en los últimos meses y varios de ellos con colaboraciones: desde la argentina Nathy Peluso, con quien –dice– se juntaron en ciudad de México “como ‘amiguis’” y empezaron a crear “un bolero tropicaloso”; el también argentino Mateo Sujatovich, de Conociendo Rusia; el cantautor brasileño Tiago Iorc o las mexicanas Natalia Lafourcade y Silvana Estrada.
“Fue muy planeado cantar con ellas, quería hacer una canción con mis amigas”, dice de ambas.
"A veces es sabio guardar silencio si no tienes nada que aportar"
Ante la polémica abierta en el mundo de la cultura sobre si los artistas deben utilizar su altavoz para denunciar o condenar la ofensiva israelí en Gaza, Mon Laferte considera que “no todo el tiempo tenemos que estar opinando de todo” y que “a veces es sabio guardar silencio si no tienes nada que aportar”.
“Cuando algo me mueve el piso –apunta– yo hablo como mortal que quiere dar una opinión, pero no estoy preocupada todo el tiempo de opinar sobre cosas que es mejor, a veces, mantenerse calladita”.
Sobre el avance de la ultraderecha global y un eventual retroceso en los derechos de las mujeres, la artista –que se reconoce como feminista– asegura tener “miedo a que se frenen los avances”, pero también “fe en la humanidad”.
Residente en México desde hace 18 años (tiene doble nacionalidad), Mon Laferte reconoce que cada vez le cuesta más irse de Chile, su país natal, que hoy lo "valora más” y lo ve “con otros ojos, más hermoso” que cuando vivió ahí.
“No sé si estoy más vieja y más sensible, pero me dan ganas de estar más tiempo. Estoy extrañando y deseando comer cosas típicas del país, la jerga y lo que más siento en mi corazón: estar lejos de la familia”, reconoce.
Afirma que le gustaría volver a Chile para que su hijo “se empape” de la cultura de su madre y abuelos, aunque no sabe responder a cuándo se concretará su posible regreso.