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Dominique Mamberti, la voz del "Habemus Papam"
Conocé al cardenal elegido para anunciar al nuevo papa.
En la ceremonia más esperada del cónclave, una figura discreta, pero clave, será la encargada de dar al mundo la noticia del nuevo pontífice. El cardenal Dominique Mamberti, veterano diplomático vaticano de 73 años, será quien pronuncie el tradicional “Habemus papam” desde el balcón de la basílica de San Pedro, en un gesto cargado de historia y simbolismo.
Originario de Marrakech, Marruecos, y ordenado sacerdote en Francia en 1981, Mamberti ha dedicado casi toda su carrera al servicio exterior de la Santa Sede.
Ingresó en la diplomacia vaticana en 1986, con destinos en países tan diversos como Argelia, Chile y el Líbano, y en organismos multilaterales como la ONU. Con una sólida formación en Ciencias Políticas y Derecho, su perfil técnico y su estilo reservado lo convirtieron en una figura confiable para diversos pontífices.
Nombramiento en el 2006
Fue el papa Benedicto XVI quien lo nombró en 2006 como secretario para las Relaciones con los Estados, el equivalente a un ministro de Exteriores, en tiempos especialmente delicados para la política internacional del Vaticano.
Más tarde, ya bajo el pontificado de Francisco, Mamberti fue designado prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, el máximo órgano judicial de la Iglesia, consolidando su posición como uno de los cardenales más influyentes, aunque no necesariamente entre los llamados “papables”.
Ahora, como cardenal protodiácono, el de mayor antigüedad entre los miembros del orden diaconal del Colegio Cardenalicio, Mamberti tiene una misión histórica: anunciar al mundo que la Iglesia tiene un nuevo papa.
Este gesto, reservado a una sola persona en todo el Vaticano, evoca una tradición que se remonta al siglo XV y que sigue cautivando a millones de personas cada vez que se celebra un cónclave.
El proceso para llegar a ese anuncio comenzó este 7 de mayo, con la reunión de los 133 cardenales menores de 80 años en la residencia de Santa Marta.
Cónclave
Durante el cónclave, que se celebra bajo estrictas normas de secreto, los electores votarán en la Capilla Sixtina hasta alcanzar un consenso de al menos dos tercios de los votos. Las señales visuales que comunican el resultado, fumata negra para la indecisión, blanca para la elección, mantienen vivo un rito que combina misterio, fe y política eclesial.
Una vez elegido, el nuevo pontífice es invitado a aceptar formalmente su elección y elige el nombre con el que será conocido. Luego se retira a la Sala de las Lágrimas, donde se viste con las ropas papales preparadas para el momento, y saluda por primera vez como líder de la Iglesia católica.
Solo entonces, Dominique Mamberti saldrá a la logia de San Pedro, mirará a la plaza colmada de fieles y periodistas, y con voz solemne pronunciará en latín: "Annuntio vobis gaudium magnum: ¡Habemus papam!