Foto Cortesía.

Foto Cortesía.

Monseñor Álvarez: No se puede construir un país sobre la base de la mentira


El obispo de la Diócesis de Matagalpa, Monseñor Rolando Álvarez, aseguró que es primordial construir un nuevo país basado en la verdad en las relaciones sociales, políticas, económicas, jurídicas y ambientales.

“No se puede construir un nuevo país sobre la base de la mentira porque será como la casa construida sobre arena movediza que en la primera ventolera en el primer problema se viene abajo”, dijo Álvarez.

El jerarca católico, en su homilía de este domingo, habló sobre las consecuencias que trae la mentira.

“Nunca se podrá construir un nuevo país recurriendo al falso testimonio y perjurio, el respeto de la reputación de las personas prohíbe toda actitud y toda palabra susceptible de causarles un daño injusto”, expresó Álvarez.

Según el religioso, los nicaragüenses deben evitar caer en el pecado de dañar injustamente la reputación de una persona y son tres las obras y culpas que muestran que se ha causado esa herida al prójimo.

“Es culpable uno: de juicio temerario, aquel que incluso tácitamente admite como verdadero, sin tener para ello fundamento suficiente, un defecto moral en el prójimo; dos: de maledicencia el que, sin razón objetivamente válida, manifiesta los defectos y las faltas de otros a personas que los ignoran; y tres: de calumnia el que, mediante palabras contrarias a la verdad, daña la reputación de otros y da ocasión a juicios falsos”, explicó Álvarez.

Monseñor Báez: "El pasado no se puede borrar"

Monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, en su homilía en la Parroquia Santa Agatha en Miami, afirmó que los errores del pasado cometidos por un pueblo no deben significar que de por vida cargarán con los pecados que provocó ese error.

“El pasado no se puede borrar, pero se puede superar, pues un presente sin futuro no tiene sentido. El futuro de un pueblo no está escrito de antemano, a veces el futuro de los pueblos es incierto, hay cansancio, hay intentos fallidos y decepciones, pero esto no es el final; de hacernos creer esto se encargan los dictadores que pretenden imponer su propio ritmo a la historia”, dijo Báez.

El religioso aseguró que al igual que Dios, el ser humano no debe complacerse en la muerte de un malvado, sino más bien pedir por su conversión y que viva en paz.

“Dios cree que los seres humanos en los pueblos pueden cambiar, abandonar el bando del mal y practicar el bien, para Dios siempre es posible empezar otra vez”, expresó el jerarca católico.