"No mirábamos la luz del día", el relato de un migrante nica secuestrado en México

Denis fue secuestrado junto a su familia completa


Denis Miranda, miembro de una familia migrante nicaragüense que recientemente fue secuestrada y liberada en México por grupos criminales, conversó con VosTV y relata la pesadilla que les tocó vivir en manos de sus captores.

La falta de empleo por la crisis sociopolítica y económica que enfrenta Nicaragua desde 2018, llevó a Miranda y a su familia a vender todo lo que tenían en este país para emprender un viaje incierto y peligroso hacia Estados Unidos por su propia cuenta.

Fue un 8 de noviembre que este técnico en electricidad, junto a una de sus hijas de 4 años de edad, inició la travesía rumbo a Guatemala, 4 días después se reencontró con su esposa y su otra hija de 2 años en ese país.

Estando en Guatemala siguieron juntos su camino hacia Reynosa, una ciudad del Estado de Tamapulipas en México, ahí fue donde comenzó su peor pesadilla al tratar de Cruzar el Río Bravo al anochecer.

“Nos decidimos a preguntarle a alguien cómo hacíamos (para cruzar hacia Estados Unidos) y la persona dijo: ‘yo les puedo ayudar, solo me pagan 500 pesos mexicanos y yo lo cruzo a usted con su esposa y sus dos niñas’. Gracias a Dios traía el dinero ahí y le pagué; cuando nosotros nos vamos a montar a la balsa de repente llegó gente rara, extraña, con un vocabulario fuerte, prepotente”, relató.

Denis y su familia nunca imaginaron que ese grupo de personas extrañas serían sus secuestradores.

Por la fuerza los obligaron a subir a la tina de una camioneta y los trasladaron a una vivienda que cree está cercana al lugar donde iba a cruzar el río, ahí permaneció encerrado junto a su esposa y sus dos hijas en un cuarto.

“No mirábamos la luz del día, recuerdo que nos pidieron un número de teléfono de un familiar y ahí comenzamos a tener temor nosotros (…) Como nos sabíamos de memoria el número de nuestra cuñada (en Nicaragua) le dimos el número de ella. De ahí nos metieron a un cuarto, empezaron ellos a decirnos que ellos iban a llamar a nuestros familiares. Nos comenzaron a amenazar, nos dijeron que en la próxima llamada con nuestros familiares nosotros íbamos a tener que decirles que estábamos bien, pero que estábamos en riesgo, que podíamos perder la vida, mi esposa, nuestras niñas y yo porque estábamos secuestrados”, recuerda.

Los delincuentes exigían la suma de 24 mil dólares para liberarlos. Pasaron casi 15 días hasta que la familia de Denis con ayuda de corazones generosos en Nicaragua, logró recaudar la suma de dinero que pedían los secuestradores para dejarlos ir.

“Cuando nos sacaron de ahí (los secuestradores) nos llevaron a un lugar casi por donde queríamos pasar la primera vez, ahí estaba una persona en una balsa, nos tiraron, nos mojamos toditos. Nos tiraron sin nada, no dejaron que lleváramos la leche de las niñas, nos robaron todo, solo entregaron el teléfono de mi esposa para que por medio de él nosotros nos comunicáramos con nuestra familia”, dijo.

Una vez al otro lado del río, Denis junto a su familia atravesaron una zona inhóspita bajo la oscuridad de la madrugada hasta llegar al puesto de Control Fronterizo en McAllen, Texas, a eso de las 5 de la mañana.

Comenta que en el camino encontraron a otros migrantes, una señora con un niño llorando quienes caminaban sin rumbo, también horrorizados por lo que les estaba sucediendo.

“Caminamos y caminamos (…) Solo recuerdo que nos agarraron unos oficiales y nos dijeron que estuviéramos tranquilos, que estábamos en manos de policías estadounidenses, que nos nos iba a pasar nada, entonces empezamos a llorar de alegría. Gracias a Dios nos movieron a un lugar, nos regalaron leche, agua, galletas para las niñas porque las traíamos muy mal”, asegura.

Hoy, Denis y su familia están en Estados Unidos donde un amigo nicaragüense les ha dado albergue temporal.
Desde que llegó, no ha podido conseguir trabajo. El futuro de él y de su familia ahora está en manos de un juez de migración quien decidirá si puede quedarse o no en ese país bajo asilo.

A pesar del trauma por lo vivido, asegura que no desea regresar a Nicaragua porque no ve oportunidades para él y su familia.

“Sinceramente a mi país no quiero volver, no quiero. En Nicaragua ahorita, ¿quién no desea venirse a refugiar a un país donde hay oportunidades, quién no desea salir de Nicaragua a cualquier lugar por la situación que nosotros tenemos en nuestro país?, uno como persona no puede venir a decirle a alguien de la autoridad de Nicaragua que está haciendo mal su trabajo, porque uno como nicaragüense sabe las consecuencia de enfrentar la autoridad”, concluyó.