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Nicaragua abrirá el primer parque de avistamiento de tapires o dantos, con fin científico

La tierra pinolera será el segundo país en Centroamérica en contar con esa actividad.


Nicaragua abrirá su primer parque de avistamiento de tapires o dantos, una especie en peligro de extinción en el país, con fines científicos, dijo a EFE el exdirector del Zoológico Nacional Eduardo Sacasa.

Después de Costa Rica, Nicaragua será el segundo país en Centroamérica en contar con esa actividad, que permitirá conocer y contribuir a la conservación de esa especie, de la que existen unos 400 ejemplares en su hábitat natural en el país, en donde, según el especialista, su situación es "crítica".

El avistamiento de tapires o dantos tendrá una duración de al menos tres días en su fase inicial, indicó.

La aventura se podrá realizar en las montañas de una finca ubicada contiguo a la reserva natural El Delta del Estero Real, municipio El Viejo, departamento de Chinandega, a 200 kilómetros al noroeste de Managua, donde ya se han liberado 6 tapires nacidos en cautiverio y que ya se están reproduciendo.

Los tapires tienen un periodo de gestación de hasta 13 meses y se alimentan de vegetales, frutas y hierbas, y pueden llegar a vivir en cautiverio de 35 a 40 años, mientras que en su hábitat natural sus años se reducen a 12 o 13 años por los depredadores, de acuerdo con datos del exdirector del Zoológico.

Sacasa, quien lleva más de 25 años contribuyendo a la conservación de esta especie, destacó que será un gran paso para preservar la especie y repoblar de tapires la zona de Chinandega, donde dejaron de existir hace 150 años por la caza no regulada.

  • LIBERAN A TAPIR "AGOSTINA"

El anuncio lo hizo luego de la liberación de la Tapir llamada "Agostina", un mamífero de 400 libras y de cuatro años y medio de edad y que fue liberada en la reserva.

Nacida en el Zoológico de Nicaragua, "Agostina" convivió en la finca en un corral acondicionado para su confort, hasta estar lista para su liberación.

La danta "Agostina" salió de su corral, con calma y sin prisa, olfateando todo a su alrededor, bajo los ojos de su cuidador, y la de los guardaparques que se encargarán de su bienestar en su hábitat natural.


La tapir se perdió en el bosque a vista y paciencia de todos, probando el agua de un riachuelo, bañándose en el río y comiendo cuantas plantas se le atravesaban en el camino, no sin antes colocarle un collar satelital con un número de frecuencia que les permitirá saber su ubicación cada vez que se requiera.

Los collares les son colocados a cada tapir liberado y se espera conseguir más fondos para colgarle a otro par de mamíferos que esperan también su ansiada libertad en el mes próximo.

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