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El roble de sabana tiñe de rosa Managua

En distintas zonas de Nicaragua, especialmente en Managua, ya se observa la hermosa estampa de estas flores.


Cada año, con la llegada de las primeras lluvias, Managua se pinta de rosa, por la floración del roble de sabana, también conocido como falso roble o macuelizo, un árbol nativo que transforma la capital con sus flores en forma de trompeta. Su presencia no solo embellece la ciudad, sino que también recuerda la urgencia de proteger las especies nativas y los espacios verdes.

El biólogo Ariel Salinas explica que esta especie, cuyo nombre científico es Tabebuia rosea, florece entre mayo y junio, justo cuando empieza la temporada lluviosa.

En este proceso, el árbol pierde sus hojas y se cubre de flores rosadas, que más tarde son arrastradas por el viento o las lluvias. “El roble de sabana es una planta nativa, no exótica, como a veces se dice. Se ha adaptado a diferentes zonas, desde México hasta Sudamérica, y tiene una enorme capacidad de regeneración gracias a sus semillas aladas”, señala Salinas.

Estas semillas viajan largas distancias impulsadas por el viento, lo que convierte al roble en una de las especies más exitosas en cuanto a dispersión natural.

Además, tiene un papel crucial en los ciclos reproductivos de aves e insectos, ya que sus floraciones coinciden con momentos clave de la biodiversidad, como la migración de aves desde el norte del continente.

Refugio a la fauna

Raomir Manzanares, de Comité Basura Cero, destaca que esta especie debería ser prioridad en los proyectos de arborización urbana.

“El roble no solo decora, también limpia el aire, da sombra, y ofrece refugio a la fauna. Promover árboles nativos es fundamental para lograr un verdadero equilibrio ecológico en la ciudad”, enfatiza.

Pero proteger estos árboles va más allá de sembrarlos. Según Manzanares, el problema radica también en la planificación urbana. Denuncia que muchas urbanizadoras dejan poco espacio para andenes y menos aún para sembrar árboles.

“Hay que repensar nuestras ciudades. El consejo municipal debe orientar a la población. Se necesita construir viviendas sostenibles, con áreas verdes internas, buena ventilación y respetar los espacios públicos donde deben ir los árboles”, sostiene.

“El roble de sabana florece para mostrar belleza, pero también para decirnos que todavía hay vida que proteger. Cuidar de estos árboles es cuidar del futuro”, concluye Salinas.