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El apego destructivo en adolescentes, un factor que puede desencadenar conductas extremas

Una adolescente de 15 años confesó esta semana haber privado de la vida a su madre, en Tipitapa.


Cuando los adolescentes no encuentran un apego emocional saludable con sus padres, tienden a buscarlo en sus parejas, incluso en relaciones que pueden tornarse dependientes o conflictivas. Este tipo de vínculo destructivo puede desencadenar conductas extremas, advirtió el psicólogo Manuel Ordóñez.

“Este apego puede anular la capacidad de razonar, llevar a una dependencia emocional extrema y generar conductas violentas”, dijo el especialista.

También señaló que los problemas de conducta en la infancia, como episodios frecuentes de ira, desobediencia persistente o agresividad hacia otros, deben ser atendidos desde etapas tempranas.

Estas señales deben abordarse con terapia individual y familiar, con el objetivo de prevenir consecuencias mayores en la adolescencia”, precisó.

Advirtió que los castigos también deben ser aplicados de forma adecuada. “Un castigo bien manejado no es sinónimo de maltrato. Debe tener un objetivo claro, ser comunicado correctamente y con una meta de mejora de conducta”, dijo.

Señales que pueden alertar

Además, mencionó otros factores que pueden influir en la agresividad de los adolescentes, trastornos como el negativista desafiante o el bipolar, problemas de aprendizaje, y traumas infantiles. “Por eso es clave la valoración psicológica a tiempo”, concluyó.

Una adolescente de 15 años confesó esta semana haber privado de la vida a su madre, la maestra Maricela del Carmen Mora, en Tipitapa, tras una discusión por su noviazgo.

El crimen fue tipificado como parricidio, pero al tratarse de una menor de edad, será juzgada por un juez especializado en adolescentes. De acuerdo al abogado penalista Noel Alonso Cano, la pena máxima para adolescentes es de seis años de prisión, aunque se trate de delitos graves como este caso.

“El caso se traslada automáticamente a un Juzgado Especializado en Justicia Penal para Adolescentes, y la imputación se hace bajo el régimen especial que establece la Ley 287, Código de la Niñez y la Adolescencia”, afirmó.

El experto detalló que este marco legal considera la edad, el desarrollo psicosocial y el entorno del adolescente. “Las penas no son iguales a las de un adulto. Incluso en delitos graves como este, la pena máxima aplicable a un menor es de seis años de privación de libertad”, explicó.

El abogado indicó que la legislación busca la reinserción social del menor y no la retribución punitiva. “El enfoque del sistema penal adolescente es distinto. Hay un interés superior en que la persona menor de edad reciba atención psicológica, educativa y familiar durante el proceso”, agregó.