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Floración del alma hogareña
Cuando llega esta temporada, el alma aprende a abrirse, así como las ventanas en días de lluvia.
Cuando caen las primeras gotas de lluvia, algo en nuestro interior se comienza a despertar. Y es como el agua que resbala por las ventanas fuera un recordatorio del proceso silencioso que empieza desde adentro.
Esta temporada lluviosa, puede ser el momento ideal para preparar el alma del hogar. Donde cada rincón de la casa se convierte en un refugio para cultivar la calma. Donde el sonido del agua suaviza nuestros pensamientos y nos invita a reorganizar los espacios que están a punto de florecer.
La floración bajo la lluvia, significa aprender a recibir los cambios sin resistencia y aceptar que el exterior nutre el interior.
Sabes que tu hogar tiene alma, cuando colocas las plantas en su lugar, donde las superficies solo destacan su vitalidad, donde acomodas los muebles para dejar pasar la luz gris del día para que penetre con suavidad esos rincones que nos recuerdan que el hogar también florece con nosotros.
Te comparto gestos cotidianos para obtener una floración integral:
1. Dedica un momento para contemplar cómo la lluvia nutre las plantas; a través del riego natural. Lo cual nos transmite que nuestro propio crecimiento también necesita paciencia.
2. Planta algo nuevo en una maceta pequeña en un lugar que requiera flores. Lo que es un simple acto de cuidado para conectar con el proceso que estás viviendo.
3. Aprovecha los días grises para limpiar, reorganizar y dejar entrar aire fresco; lo que producirá que la casa respire contigo un nuevo flujo.
4. Crea momentos de calma: Toma una infusión caliente mientras escuchas la lluvia o música instrumental, escribe unas líneas en tu diario o dibuja unos trazos, enciende una vela y percibe los aromas del ambiente o de la tierra mojada. Lo cual te ayudará a sentir que la estación no solo pasa afuera, sino también dentro de ti.
5. Agradece y piensa en algo que “brotó” durante el día: una idea, una emoción o una palabra compartida. Lo que es una manera de honrar tu florecimiento diario.
Somos capaces de cultivar lo que queremos que germine cuando llega cada gota de lluvia, la pausa o la espera; descubriendo que no se trata solo de un cambio en la naturaleza, sino también de una renovación interior, donde el terreno se vuelve más fértil para crecer con cada lluvia.
Débora Michelle Mendoza Peralta
Arquitecta Interiorista