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Mitos y realidades que enfrenta el liderazgo femenino corporativo
Negocian, lideran y crean valor, sin embargo, algunas enfrentan barreras invisibles, explica experta en gestión humana.
Aunque los avances en materia de igualdad de género han sido significativos, las mujeres siguen enfrentando barreras invisibles que frenan su crecimiento profesional, explica la especialista en gestión humana, Martha Osorno, quien advierte que muchos de estos obstáculos se sostienen en mitos persistentes.
“Uno de los mitos más dañinos es creer que las mujeres no negocian bien su salario”, señala Osorno. “La realidad es que sí negocian, pero enfrentan penalizaciones sociales por hacerlo: son percibidas como agresivas o poco cooperativas, lo que limita sus oportunidades”.
Otro prejuicio común es asumir que la maternidad frena el crecimiento profesional. De acuerdo a la experta, este no es un problema de ambición personal, sino de estructuras laborales inflexibles.
“La falta de políticas de corresponsabilidad y flexibilidad penaliza a las madres trabajadoras. No es que pierdan interés en su carrera, sino que el sistema no las respalda”, menciona.
Condiciones desiguales
Asimismo, persiste la creencia de que hay menos mujeres en cargos de liderazgo porque “no quieren” esos roles. La experta lo desmiente.
“Existe un techo de cristal y un piso pegajoso, tareas invisibles y responsabilidades de cuidado que hacen más difícil su ascenso. El problema no es de deseo, sino de condiciones desiguales”.
También destaca que promover la equidad de género no es filantropía corporativa, sino una estrategia inteligente. “Los equipos diversos son más innovadores, rentables y logran mejor desempeño. Las empresas inclusivas no solo cambian vidas, también mejoran sus resultados”.
Necesita visibilizarse
Entre las realidades que requieren visibilización, menciona que las mujeres dedican 2.5 veces más tiempo que los hombres a tareas no remuneradas del hogar, lo que repercute en su desempeño laboral.
Además, persisten la brecha salarial, el sesgo consciente y el síndrome de la impostora, donde muchas profesionales dudan de sus logros por falta de validación del entorno.
Finalmente, subraya que romper mitos no es responsabilidad exclusiva de las mujeres, sino que “se trata de un compromiso cultural que involucra a hombres, empresas y cambiar lo que sea necesario para permitir el crecimiento de las féminas. No basta con abrir la puerta, hay que cambiar quién tiene la llave”.