Foto: Referencial

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Mastodontes habitaron en Nicaragua, afirma paleontólogo

Junto a esta especie convivieron caballos, bisontes y armadillos gigantes.


Durante el Pleistoceno o la Edad de Hielo, Nicaragua fue hábitat natural de al menos dos especies de mastodontes, el Cuvieroniusodon y el Stegomastodon, cuyos fósiles han sido encontrados en quince sitios del país.

Estos grandes e impresionantes mamíferos, antecesores de los elefantes actuales, vivieron en el territorio nacional hace más de veinte mil años, explica el paleontólogo Ramiro García.

El especialista detalla que los mastodontes tienen su origen en África, desde donde migraron hacia Euroasia y luego cruzaron el Estrecho de Bering entre 10 y 12 millones de años.

En América se adaptaron a distintos ecosistemas, desde Alaska hasta Centroamérica. En Nicaragua, los registros fósiles datan de entre 18 y 30 mil años, lo que ubica al país como uno de los territorios con mayor presencia de esta megafauna en la región.

“Tenemos presencia de mastodontes en distintos puntos de la geografía nacional, El Bosque, El Cove, Masachapa, La Marinera, Morrito en Río San Juan, Puerto Díaz en Chontales, la Cordillera de Amerrique y también en Jinotega”, narró.

Algunas diferencias

El especialista señala que una de las principales diferencias entre los mastodontes y los mamuts está en su morfología. “Las defensas de los mamuts eran más largas y enrolladas, mientras que las de los mastodontes son rectas y más pequeñas. Además, los molares del mastodonte tienen forma cónica, de ahí su nombre", describió.

Durante el Pleistoceno, Nicaragua ofrecía condiciones ideales para su desarrollo con un clima húmedo, abundante vegetación y zonas pantanosas que servían de refugio a la megafauna.

Junto a los mastodontes convivieron caballos, bisontes y armadillos gigantes. Incluso, algunos petrograbados hallados en distintas regiones del país podrían representar figuras de estos animales, lo que sugiere que los primeros pobladores los conocieron y posiblemente convivieron con ellos.

“Si esos grabados se confirman como representaciones reales, estaríamos ante un hallazgo histórico que demostraría la coexistencia del ser humano con estos grandes mamíferos en el territorio nicaragüense,” indicó García.

La importancia de estos descubrimientos no se limita al ámbito científico. Según el paleontólogo, divulgar y proteger este patrimonio natural fortalece la identidad nacional y contribuye a la educación ambiental.