Educación en Nicaragua sufrió grave retroceso, según expertos

Los expertos ven con profunda preocupación que las escuelas públicas ya no sean vistas por los estudiantes como lugares seguros.


Los pronósticos para el cierre del ciclo académico 2018 no pintan nada bien este año pues se estima un retroceso en la calidad de la educación y un sistema de enseñanza politizado, al menos esa es la valoración que hicieron este martes varios expertos en temas de educación que participaron en un conversatorio en línea organizado por el Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (Ieepp).

Para los expertos, el contexto político que vive el país desde abril de este año ha generado efectos negativos en el calendario escolar, el aprendizaje de los estudiantes y otros elementos que se toman en cuenta para la medición de la calidad del sistema educativo.

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Jorge Mendoza, director del Foro de Educación y Desarrollo Humano y representante legal de la Coordinadora de ONGS que Trabaja con la Niñez, (Codeni), concluyó que “la calidad de la educación en este periodo de crisis se vio totalmente comprometida. No es cierto que nuestros estudiantes y que nuestros docentes pudieron desarrollar procesos de aprendizaje en condiciones de normalidad. Se detuvieron los planes de estudio, se detuvieron el avance en los contenidos programáticos establecidos en el currículo, se detuvieron todos los procesos educativos que dan cuenta más bien de un estancamiento y de una perdida sino total y/o parcial del año lectivo”.

Datos que arrojó un monitoreo del IEEPP revela que en el marco de este contexto los estudiantes de primaria y secundaria perdieron un total de 45 días de clases.

Según el Ministerio de Educación (Mined) sólo un 8% de los centros de estudios a nivel nacional experimentaron jornadas educativas diarias alteradas por las protestas cívicas contra el gobierno, pero esta evaluación no coincide con los datos del IEEPP que aseguran que la percepción de inseguridad de la familia ha transcendido a la realidad nacional, por lo que muchos padres y madres de familia optaron por no enviar sus hijos e hijas a la escuela.

Partiendo de esta realidad, los expertos ven con profunda preocupación que las escuelas públicas ya no sean vistas por los estudiantes como lugares seguros.

“Van con lagunas (los estudiantes en su aprendizaje), también nuestros estudiantes van comprometidos a un nuevo año escolar con una sensación y vivencia de temor permanente. Las escuelas dejaron de ser un lugar seguro para nuestros estudiantes porque en cualquier momento o te puede agarrar una patrulla policial o una patrulla de parapolicías, secuestrarte y si no grabarte las siglas de un partido en tu propio cuerpo, es decir, lo que ha ocurrido con la educación, lo que ha ocurrido con la niñez y la adolescencia no es ni normal y sólo puede ser comparado con un Estado de barbarie”, agregó Mendoza.

De acuerdo a Mendoza, tanto Codeni como el Foro de Educación y Desarrollo lograron constatar que algunos maestros fueron instrumentalizados por el Mined para “ejercer labores de espionaje” dentro de las escuelas públicas.

“Había maestros de primer grado por ejemplo, que le preguntaban a los niños: ¿Mirá… y tu papito fue a las marchas? ¿Y tu papito y tu mama participan de las marchas?, Es decir es una actitud que no solamente riñe con la ética, sino riñe con la seguridad de los propios niños y de los padres de familia que participan en las marchas”, sostuvo Mendoza.

Alex Bonillla, investigador en temas de educación del IEEPP, recordó lo sucedido hace unos días en el Colegio República de Argentina en Managua, donde un oficial de policía amenazó con su arma de fuego a una estudiante adolescente de ese centro de estudios cuando ésta en forma de reclamo le lanzó una piedra por la detención arbitraria de varios de sus compañeros de clase, acción que le costó a la alumna la expulsión.

“Una estudiante ha sido objeto de una transgresión a su derecho a la educación y violentando la protección integral que le debe garantizar el Estado, eso te pone a pensar qué está pasando en este país, esta es una educación politizada, una educación que lamentablemente está siendo instrumentalizada para enajenar a los ciudadanos nicaragüenses y a aquellos que se manifiesten en contra de algo que no les parece ni seguro o que les parece agresivo o represivo, pues sencillamente van a ser excluidos del derecho a la educación”, señaló Bonilla.

Rafael Lucio, director del IDEUCA, destaca por su parte que la ausencia de cátedra abierta y de la reflexión crítica en estudiantes y docentes en las escuelas públicas solo ha contribuido a consolidar un sistema educativo politizado.

Nicaragua sigue sin plan nacional de educación

Distintos informes de organismos nacionales e internacionales sobre la situación educativa han dado cuenta que el país presenta muy pocos avances con relación a varios referentes de carácter internacional en materia de educación, una de ellas son las 10 metas en materia de educación que se deben alcanzar de aquí al 2030 en el marco del los Objetivos de Desarrollo Sostenible que promueve Naciones Unidas.

En este sentido, los expertos coinciden en que el Estado Nicaragüense todavía no cuenta con un Plan Nacional de Educación que esté alineado y articulado con las metas establecidas en este compromiso global que Nicaragua adquirió.

Uno de las señales del poco avance en esta materia, según los especialistas, se evidencia en la matrícula que se encuentra estancada desde hace más de 10 años, y es que para el año 2007 se registró un millón 600 mil estudiantes matriculados, pero al comparar las cifras de este año con relación al 2017 se experimentó un retroceso de más de 200 mil estudiantes, es decir en una década el sistema educativo no ha logrado alcanzar una matrícula de que sobrepase los 2, 650 mil estudiantes.