Foto Margin Pozo.

Foto Margin Pozo.

Su discapacidad motora no fue impedimento para emprender en la repostería

Te contamos la historia de superación de Ricardo Mora.


Ricardo Mora nació con una discapacidad motora, de niño, cuando se levantaba de su cuna lo hacía de puntillas, algo que preocupó su mamá Peggy Carmona.

Carmona relata que cuando salió embarazada de Ricardo, ya su tercer embarazo, tenía 37 años de edad. En este tiempo, su hermano menor estudiaba medicina en México y le advirtió que el bebé podría nacer con una discapacidad ya que no había tomado sus precauciones previo a su concepción.

En sus anteriores embarazos sus hijos fueron prematuros, pero ella fue positiva y no prestó mucha atención a las palabras de su hermano.

Elizabeth Mora, hermana de Ricardo, comenta que su mamá no tuvo complicaciones en el parto y en los primeros 12 meses de nacido se le veía un desarrollo normal, cuando de pronto empezaron la forma en cómo él se levantaba de puntillas de la cuna.

Al llevarlo donde un especialista, a Ricardo le realizaron varias cirugías para que pudiera caminar. Primero le logaron los tendones de Aquiles, pero no dio resultado. Luego le hicieron dos cirugías detrás de las rodillas, esas salieron bien, le logaron de nuevo el tendón de Aquiles, sin embargo, volvió a inclinarse levemente al intentar levantarse. En total, fueron seis cirugías en sus piernas a las que tuvo que someterse.

“Mi infancia no puedo decir que fue como la de cualquier otro niño. Fue triste, quería jugar con las demás personas, pero lastimosamente no podía por mi discapacidad”, expresa Ricardo.

Durante su etapa escolar sufrió de discriminación. En el colegio, una monja le había comunicado a su mamá que “no podían tener a una persona así” en la institución.

“En ningún hogar esperamos tener una persona con una discapacidad, sin embargo, una condición de vida no es impedimento para proponerse metas, lo hemos vivido en carne propia, él ha sabido salir adelante, pudo estudiar en otro colegio y llevar cursos técnicos, manifiesta su hermana Elizabeth.

Un talentoso repostero

Ricardo se enamoró de la repostería, por ello se inscribió en algunos cursos que le permitieron desarrollar sus habilidades.

Su mamá, asegura Ricardo, ha sido un pilar importante en su vida, siempre lo acompaña en cada etapa de aprendizaje. Se instruyó en elaboración de repostería para ayudarle, es su compañera de trabajo, amiga y fuente de motivación.

Ricardo comparte que además de emprender, ha trabajando en la Federación de Asociaciones de Personas con Discapacidad (Feconori) y Los Pipitos.

Entre sus proyectos a futuro está comprar más utensilios para elaborar repostería y conseguir un espacio donde pueda ofrecerla.

Mora insta a otros jóvenes a que no se den por vencidos y no se agobien cuando se le presenten barreras porque asegura que “de los errores se aprende”.