"Un día a la vez", la historia de un joven valiente que venció la covid-19 con fe

La mayor fortaleza para la familia Donayre Robles, fue nunca alejarse de Dios y mantenerse en oración constantemente.


La pandemia de la covid-19 ha dejado historias que han marcado de por vida a miles de familias nicaragüenses. Historias de dolor, angustia y de superación a la enfermedad que todavía acecha en el mundo.

Raymieg Donayre, de 32 años y originario de Managua, se convirtió en el 2021 en una víctima más del virus; la enfermedad quien también afectó anteriormente a su esposa puso una prueba de fe a esta familia; que con sacrificio y esperanza lograron vencerla. La mayor fortaleza para ellos fue nunca alejarse de Dios y mantenerse en oración constantemente.

Sin tener un diagnóstico, Raymieg empezó tener síntomas relacionados con la pandemia, al inicio parecía no ser tan grave; sin embargo, con el paso de los días el cansancio y la dificultad para respirar se convirtieron en una alerta.

"Los primeros síntomas que yo presenté cuando ya sabía que probablemente tenía la enfermedad fue que mi ritmo cardíaco empezó a subir, tenía dolor de cuerpo y de cabeza, pasando los días empecé a sentir que realmente no podía respirar como lo hacía antes, hay ejercicios que me enseñaron a practicar con mucha más frecuencia, uno expira hondo y exhala por la boca, cuando yo lo empecé a hacer, yo sentía que no podía jalar suficiente oxígeno, como que no se llenaban mis pulmones... Me empecé a sentir muy mal, el dolor de cuerpo persistió, no podía ni sentarme y sentía que me desmayaba, en ese momento me di cuenta de que me estaba empezando a complicar", explica Raymieg.

En medio de la angustia, el oxígeno y los tratamientos parecían no hacer efectos en Raymieg, quien cada vez se empeoraba. La decisión, por orden de su médico privado, fue trasladarlo inmediatamente al hospital, aunque estaban claros que podría ser una salida sin retorno.

"El problema era que estando enfermos los dos (él y su esposa) el gasto era demasiado, estamos hablando de oxígeno, de medicamentos, cuidados médicos, entonces en ese momento sabíamos que estábamos llegando a un límite, porque el oxígeno era un problema porque no era fácil llevarse el tanque y llenarlo, era un proceso largo y llegamos a un punto que yo me sentí muy mal y el médico le dijo a mi esposa es lo mejor que lo lleve al hospital", recuerda Raymieg.

Al llegar al hospital los médicos examinaron a Raymieg, le realizaron la prueba de covid-19 que salió positiva; y la primera orden que da el médico de turno es intubarlo inmediatamente. Pero Raymieg se negó rotundamente a que le hicieran este procedimiento.

“Te impacta la Unidad de Cuidados Intensivos porque la mayoría estaban intubados, tal vez era uno el que no estaba intubado, porque iba de salida, y cuando lo vi me dio ánimo y dije que bueno, si alguien está saliendo es una buena señal, los médicos se me acercaron y me dijeron que necesitaba que me intubaran, pero yo dije que no", indica.

"Yo esperé que ese día me llamaran a cualquier hora, pensé que me iban a decir que lo intubaron... Pero la llamada nunca llegó. Ese fue un día espantoso porque uno no sabe lo que está pasando ahí adentro, uno recibe una llamada una vez al día que dilataba 30 segundos, era una llamada mecánica, me dijeron que él no se dejaba intubar", recuerda su esposa Dulce Robles.

Ante la negativa, los médicos le pusieron una máscara invasiva, que es un equipo médico que es conectada, un ventilador que ayuda a mantener los niveles oxígeno. Raymieg se aferró a esa máscara como la única manera de sobrevivir al virus.

“Me negué a que me intubaran y dije, -bueno, con la máscara sigo- y lo que yo pensaba que iban a ser días, se hicieron semanas, cada vez que me ponían la máscara, yo decía que la tenía que soportar, porque así voy a salir, eso si, la máscara te ayuda a respirar mejor... En ese momento mi mente estaba enfocada en una cosa, que mi oxigenación no bajara" cuenta Raymieg.

Raymieg en el proceso de recuperación en el Hospital Alemán Nicaragüense

Durante su estadía en el hospital, vio escenas que le mercaron la vida, escenas de cómo personas más jóvenes que él fallecían a causa de la covid-19. Fueron escenas que en muchos momentos le dieron temor, dudas y angustias, porque temía que se convirtiera en una víctima mortal del virus. Ante este escenario él se puso al día con Dios.

“Yo estaba atravesando un momento, en el cual me sentí bastante lejos de Dios, sentía que mi vida iba como el viento sin dirección, pero en ese momento sentí que nuevamente me acerqué a Dios, no es fácil porque lo primero que uno dice es -señor, te he estado fallando, no te he buscado como debería de serlo y no lo sentí como castigo, sino como una oportunidad y le pedía una más, eso es lo que yo oraba y le decía que me diera una oportunidad más" recuerda Raymieg.

Con los días, Raymieg fue presentando mejoras; y lo trasladaron a otra sala donde los pacientes habían pasado la fase más difícil del virus. Mientras estaba ahí, la desesperación por volver a casa lo invadieron; y su esposa le daba paciencia, porque lo peor ya había pasado.

“Yo solo le decía, -amor un día a la vez, porque un día más, es un día que lo ganamos-, yo amanecía y le daba gracias a Dios, porque no recibí ninguna llamada en la madrugada, porque no me han dicho que se fue, para mí eran victorias, todos los días íbamos al hospital a dejarle cosas a él" dice Dulce Robles.

Tras 20 días, salió del hospital con la emoción de volver a sus dos hijos, su esposa y su sobrino, que siempre estuvieron pendientes de él. Al entrar a su hogar lo primero que hizo fue abrazar a su familia y darle Gracias a Dios por permitirle volver a verlos.

“Empecé a llorar todo lo que no había podido llorar en 20 días, fue de felicidad, de agradecimiento, todos los malestares que había tenido se me quitaron... Cuando él salió del hospital era otro Raymieg, su mirada estaba perdido, había bajado más de 30 libras, no podía caminar... vino a la casa y la recuperación fue bastante lenta y poquito a poquito fue agarrando más fuerzas" recuerda su esposa.

La familia es muy creyente de Dios y dedican tiempo para leer la biblia juntos

Días de reposo y tratamiento empezaron para Raymieg, para recuperar la fuerza y que sus pulmones se curaran completamente.

La felicidad regresó al hogar y cada día en el comedor de la casa, esta familia da gracias a Dios y ora por las personas que han pasado una situación similar o no lograron vencer al virus. Para esta familia, la experiencia de la covid-19, fue una prueba de fe porque nunca dudaron que la mano de Dios estaba sobre ellos.

“Logre salir adelante, si se puede, fui uno de esos casos, yo lo viví, aquí estoy, mi esposa me dice que debo servir de esperanza para otros casos, porque así como yo lo logré, muchos otros pueden lograrlo, la esperanza es lo que nos mantiene", indica Raymieg.

La familia Raymieg Robles luego de superar la covid-19

La pandemia de la covid-19 ha dejado historias como estas, historias de fortalezas, de valentía y de acercamiento a Dios. La pandemia dejó muchos vacíos en hogares, luto y sufrimiento y en algunos casos, dejó una lección de vida.