Una mujer valiente que sobrevivió a los escombros por el terremoto de 1972

Según los reportes, se registró cerca de 19,320 muertos y 20,000 heridos, además en el centro de la capital más de 600 manzanas quedaron destruidas por el sismo.


Los capitalinos siempre llevan en mente uno de los desastres naturales que marcó no solo un antes y un después de Managua, sino también marcó de por vida a muchas personas que vivieron ese trágico momento. Cada vez que hay un sismo, la mayoría se acuerda del terremoto de 1972, uno de los movimientos telúricos que causó gran daño en la ciudad: heridos, fallecidos y desaparecidos.

Expertos geólogos indican que el terremoto de la madrugada del 23 de diciembre de 1972, dio inicio a una serie de investigaciones sobre la actividad sísmica en el país.

"Ya teníamos la experiencia del terremoto anterior de 1931, sin embargo, no se habían hecho estudios de fallas, no se sabían dónde estaban las fallas geológicas y el mapa de fallas se elabora a partir de 1972. Antes del terremoto de 1972 y 1931, desconocíamos todo eso, la ciudad se cae porque era mal construida, había casas de adobe y era vulnerable porque los movimientos de 1931 y 1972 no fueron tan fuertes", explica el geólogo Eduardo Mayorga.

Como señala el experto, Managua en ese entonces era una ciudad pequeña y frágil en cuanto a las construcciones de las viviendas y edificios. Según los reportes, se registró cerca de 19,320 muertos y 20,000 heridos, además en el centro de la capital más de 600 manzanas quedaron destruidas por el sismo; unas 50.000 construcciones quedaron en escombros y más de 280.000 personas quedaron sin hogar.

En la parte este de Managua, habita doña Sonia López Arteaga; una de los cientos de sobrevivientes del terremoto de 1972. En ese año ella tenía 18 años y recién venía ese día de Panamá, pero debido al cansancio decidió dormirse, sin saber que la casa le caería encima.

"Yo había venido de Panamá y me acosté a dormir, pensaba que el vehículo que yo venía había chocado, estaba atrapada y gritaba que me sacaran, mi cuarto lo dividían unos roperos, y lo que me salvó la vida fue que la viga de la casa cayó encima de los roperos y eso hizo que yo no muriera, vivíamos en el Riguero, pero esas casas eran de madera con lodo y eran frágil y ahí no quedó nada, solo escombros", recuerda Sonia López, sobreviviente del terremoto de 1972.

Entre los escombros, doña Sonia López no se percataba de lo ocurrido; sin embargo, uno de sus hermanos, que se encontraba en ese momento en la casa, corrió a sacar a las personas que quedaron atrapadas entre el lodo, láminas de zinc, concreto y madera. Esta familia, al lograr salir, fueron llevados a un predio baldío donde miraron los estragos del terremoto y muchas personas heridas y fallecidas.

" Mi hermana venía rendida, mi abuelita quería que hiciéramos una comida, estando ahí, a las 10:14 p.m., hubo un temblor fuerte y se levantaron todos a comer, yo abrí las puertas porque mis hijos dormían en una cama alta, la noche estaba bien negra y un calor horrible que había; a eso de las 12:30 p.m., se vino el terremoto, yo pensaba que los iba a sacar y el primero que quedó enterrado fui yo", recuerda don Manuel López, hermano de Sonia.

"Agarre el peso de toda la casa y me cayó encima. Después pude levantarme y saqué a mi abuelita, a un tío y donde estaba mi hijo, estaba desbaratada la cuna porque había caído una pared y no quería ni verlo. Estaba en una esquina sin rasguño y lo levanté, me fui en los escombros buscando a Sonia y la encontré en medio de los dos roperos", agrega.

La madrugada del 23 de diciembre de 1972, Managua se convirtió en una zona de desastre; el terremoto de 6.2 en la escala de Richter, había dejado en ruinas la capital. La familia López Arteaga, que habían perdido su vivienda al colapsar, buscaban como salir hacia el sur de Managua para llevar a Sonia, que le había caído encima los restos de la vivienda; y quien a pesar de estar consciente presentaba golpes en su cuerpo.

Cuando ya tenía a todo mi gente afuera, como a las 4 de la mañana se vino un segundo terremoto, miramos mucha gente llorando y buscando a sus familias; yo tenía un camión y me llevé a mi hermana a Masaya para que las miraran, recordar eso es terrible porque miré tantos muertos y tantas cosas", indica don Manuel López

Al llegar a Ticuantepe, Sonia López es llevada a un hospital donde los médicos empiezan a recibir heridos; tras varios días en el hospital, a Sonia le detectan que se había dislocado la pelvis y que no había certeza que volvería a caminar e incluso no podría tener hijos. Una noticia que desbastó a esta joven y su familia profundamente.

"Yo no podía caminar, me llevaron chineada, allá en Masaya me examinaron y me dijeron que tenía la pelvis dislocada, que probablemente no podría tener hijos y que no podría caminar, después me llevaron a Ticuantepe y ahí estuve buen tiempo, pero no caminaba todavía; luego nos venimos a Managua y seguía igual; estuve en cama buen tiempo. Yo tenía un novio y me llegó a visitar y me dijo que si no caminaba no volvía, entonces por amor empecé a sentarme, ponerme de pie, agarrándome de las paredes y así empecé de nuevo a caminar", explica Sonia

En 1972 no existió la noche buena y la navidad para los Managuas, muchos pasaron albergados en viviendas o centros de refugios, sin alimentos, sin frazadas, heridos en los hospitales o peor aún, buscando a sus familiares entre los escombros de las viviendas colapsadas. Muchos no creían lo que estaban viviendo, mientras otros celebraban en medio del luto.

"Como yo trabajaba en un camión, yo venía del lado de Juigalpa el propio 24 de diciembre porque teníamos que buscar la comida, todo lo habíamos perdido por el terremoto, hasta me vine por vereda para llegar temprano y veo que los ticuantepeños estaban celebrando como que si nada; como que no había nada acá y eso no les convenía porque era la capital la que estaba destruida; no entraba ni salía nada por ahí, nosotros pasamos ese día bajo unos plásticos en una casa que nos dieron posada", recuerda Manuel López.

Cuando Sonia sale del hospital, además de la recuperación se enfrenta a un problema que la acompaña por siempre; luego del terremoto de 1972, ella padece de ataques de nervios; una enfermedad que tiene que ser tratada con medicamentos para evitar crisis emocionales. Al igual que Sonia, los sobrevivientes de esta tragedia recuerdan con temor que algo similar les vuelva a ocurrir.

"Yo quedé con ataques de nervios, los doctores como no dicen nada, me mandaron medicamentos para tratar la enfermedad, yo no le tengo miedo a los temblores, si tiembla yo normal; no me da nada; pero luego del terremoto de 1972 he tenido crisis", comparte.

Los pronósticos de los médicos luego del terremoto no se cumplieron, con mucho esfuerzo Sonia consiguió un trabajo donde duró muchos años y logró darle sustento a su familia. Tuvo dos hijos que prácticamente crio sola y empezó a edificar su hogar con sacrificio. A pesar de que la crisis de nervio la atacaban, con valor siguió adelante para salir nuevamente de los escombros.

"Trabajé muchos años en el poder judicial, tuve a mis dos hijos normal sin ninguna complicación y nunca tuve problemas a pesar que los doctores me dijeron que no iba a poder tener hijos y acá estamos", indica Sonia.

Sonia logró vencer los pronósticos de los médicos y tuvo dos hijos

Su hermano Manuel, quien fue el ángel que la sacó de los escombros, visita a Sonia con frecuencia; ambos recuerdan cada momento juntos, comparte, platican y sonríen por la oportunidad que Dios les dio para convertirse en testimonios de vida luego de haber superado muchas adversidades. A pesar de sus avanzadas edades, ambos nunca olvidan como Dios les brindó una segunda oportunidad de vida y cómo los ha bendecido con cada pan en la mesa y estar juntos de nuevos.

"Mi hermana es una mujer valiente, porque sobrevivió al terremoto de 1972 luego que le cayó la casa encima, y es una mujer valiente porque crio a sus hijos sola sin la ayuda y necesidad de un hombre que estuviera con ella. Ha logrado salir adelante sola con sus hijos, yo que soy su hermano siempre vengo a visitarla porque para eso estamos hasta que Dios me dé vida", indica don Manuel López.

Doña Sonia con su hermano Manuel en una casa de habitación en Managua

Sin duda, doña Sonia López es una mujer valiente; porque ha logrado superar los obstáculos de la vida a pesar de su diagnóstico después del terremoto de 1972. Y junto con esa valentía, tiene el cariño de su hermano, quien siempre le demuestra que estará para ella en todo momento.