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Madres en el asilo esperan con ansías las visitas de sus hijos

La fe, la unión, pero sobre todo la esperanza permanecen en Casa Hogar San Antonio, Masaya.


En la Casa Hogar San Antonio, ubicado en Masaya, habitan 41 ancianos,17 son mujeres, la mayoría no tuvo hijos, pero los que sí lo tienen, esperan de manera paciente para celebrar el Día de las Madres, sin embargo, la realidad es que algunos pasarán otro 30 de mayo sin la compañía de los suyos, afirma Sor Norma Portillo HJ, la directora del lugar.

SorPortillo cuenta que por lo general para el Día de las Madres, no hacen planes previamente, ya que siempre hay voluntarios que llaman al lugar para llevarles espectáculos de música, comida, regalos o simplemente llegar a visitarlos.

“La mayoría no tiene hijos, ni familia, se hace un proceso de investigación antes de que ingresen acá y lamentablemente no la tienen, hay quienes sí tienen hijos, pero es muy difícil que vengan a visitarlos porque dicen que están fuera del país, o que no pueden venir, estas ancianitas siempre se sienten afligidas porque les hacen falta sus hijos, hay otras abuelitas que, aunque no tuvieron hijos criaron a sus sobrinos y ellos han sido los que las han traído aquí”, cuenta.

Las hermanas Josefinas y el personal del hogar tienen esta responsabilidad de darles apoyo moral, lo cual hacen platicando con ellas cuando se sienten mal diciéndoles cosas como -yo soy como su hija, aquí estoy con usted- para evitar que se desanimen y que tengan a alguien para entregar ese amor que quieren dar como madres.

“Estos abuelitos llegan aquí a veces por investigaciones de Mi Familia, ellos nos dicen y nos explican si los encontraron en la calle o los encontraron en condiciones muy vulnerables, nos preguntan si tenemos espacio para que nosotras los tengamos acá y, aunque no tengamos, siempre hacemos el espacio, porque no podemos dejar eso así, a veces las personas vienen y nos dicen que vieron a algún ancianito caminando, aparentemente abandonado entonces vamos a investigar porque a veces tienen hijos, pero no se quieren hacer cargo de ellos, pero siempre les preguntamos a los abuelitos si gustarían vivir aquí y dependiendo de lo que nos digan nosotras actuamos”, expresó la directora.

Doña Martita a como se le conoce cariñosamente, ejerció la profesión de maestra, ella no tuvo hijos, y no llega ningún familiar a visitarla, pero recuerda con orgullo los años en los que ejercía su profesión.

“Yo fui maestra más de 50 años, toda mi vida pasé en ese colegio, ahí estudié, ahí me gradué de maestra en 4.º año, porque en ese entonces el magisterio era de cuatro años, y ahí di clases”, contó doña Martita mientras una de las cuidadoras del lugar le da de comer y platica con una más, aunque presenta problemas de audición y no escucha muy bien es muy conversadora con los que la rodean.

Doña María Lucrecia, quien también fue maestra, tiene familiares que viven cerca del asilo, pero señala, no la llegan a visitar en todo el año.

“Pues el hijo de mi hermana vive de la esquina a la media cuadra, ¿Usted cree que se aparece aquí? Ni en tiempo de paz, ni en tiempo de guerra y menos el día de las madres”, refiiró doña Lucrecia, quien nunca tuvo hijos debido a que se dedicó a cuidar de su madre, pero si tiene familiares que lamentablemente no llegan a visitarla.

En esta Casa Hogar colaboran 30 personas al cuido de los adultos mayores, 12 de ellos son hermanas Josefinas y entre todos se coordinan para la preparación de alimentos y limpieza del asilo, al personal se sumó don Paolo, proveniente de Italia, quien a pesar de no ser nicaragüense apoya con paciencia y picardía en este lugar.

“Vine aquí, y me gustó porque también acá puedo ayudar”, comentó Paolo, quien dedicó su vida a las misiones y visitó distintos países del mundo, pero cuando llegó acá se enamoró de Nicaragua y actualmente apoya en el asilo.

Las visitas siempre son bien recibidas, si desea regalarles un día de felicidad a sus corazones rebosantes de amor de madre puede llegar a platicar con ellos. La casa Hogar San Antonio ubicada en la ciudad de Masaya, necesita constantemente de apoyo para seguir dándoles a estas personas un lugar digno donde vivir, alimentación y medicina.

“Para cualquier persona que quiera brindar alguna ayuda al asilo, tenemos una página en Facebook, aparecemos como Hogar San Antonio, Hermanas Josefinas Masaya, las puertas están abiertas”.

La fe, la unión, pero sobre todo la esperanza permanecen en este lugar, donde se reúnen a ver televisión, a platicar en los pasillos, asisten a misa, comparten en sus cumpleaños, lloran la pérdida de algunos de ellos y recuerdan sus años dorados.

En este asilo hay madres que esperan a sus hijos y familia, madres que entregaron lo mejor de ellas para educar y formar a su descendencia y hoy esperan ser visitadas por ellos para compartir.