Emmanuel García / VOS TV

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Jóvenes sordos listos para bachillerarse y continuar su reto hacia universidades

Los tres jóvenes son estudiantes de la Escuela Cristiana de Sordos Isaías 29:18, ubicada en Managua.


Maria Gabriela, Justin y Álvaro, no solo tienen en común el ser jóvenes sordos, también se enfrentaron en algún momento a la poca inserción escolar en los centros educativos regulares, pero ahora, están a las puertas de su graduación de bachillerato.

A los tres jóvenes se le abrieron las puertas en la Escuela Cristiana de Sordos Isaías 29:18, ubicada en Managua.

María Gabriela Duarte, de complexión delgada y con 20 años de edad, rememora que cuando llegó a este colegio, a pesar de su diagnóstico, le costaba comunicarse.

“Poco a poco fui aprendiendo lenguaje de señas, fue entendiendo, fueron muy lindos los maestros conmigo y nos ayudaron a todos los estudiantes, no solo interpretaban, sino que explicaban las diferentes ciencias, matemáticas e inglés”, expresó a través del lenguaje de señas.

María Gabriela Duarte, futura bachiller

La joven reconoce que nota interés en amigos y vecinos, de aprender el lenguaje de señas para tener mejor comunicación con ella, aunque a sus familiares más cercanos se les ha dificultado.

“Los vecinos tienen mucho interés, ellos vienen a mi familia y me dicen que les enseñe, yo les enseño el alfabeto manual, en mi casa, solo a una prima yo trato de enseñarle, pero veo mayor interés fuera de casa”, lamentó Duarte.

El deseo de la joven, de 20 años, es estudiar enfermería en alguna universidad del país.

“Las enfermeras atienden a las personas con amor, siempre están en comunicación con el doctor y siguen las instrucciones para ayudar a las personas que están afectadas, tengo mucho amor hacia las personas, por eso quiero estudiarlo”, mencionó.

Justin Serrano, futuro bachiller

Al igual que María Gabriela, Justin Serrano, de 20 años, reconoce que al llegar a este colegio su autoestima estaba deteriorada y tenía dificultades para comunicarse, porque venía de un centro educativo regular, en donde ni siquiera había un traductor durante sus clases.

“En esa escuela veía a los oyentes y era muy difícil comunicarme con ellos, algunos amigos me ayudaban, los maestros también, pero no ponía mucha atención, se me hacía muy difícil, pero al llegar a este colegio, todo cambio”, mencionó Serrano.

Su deseo es estudiar ingeniería en sistema y ya está investigando que universidades le permitirían que llegue con un intérprete a las aulas, en que su familia tendrá que invertir.

“Hay universidades que me permitirán llevar intérpretes, maestros que pueden hacer la labor de intérpretes, los tendremos que llamar para que nos guíen y ayuden a interpretar la universidad”, aseveró el joven.

Álvaro Palma Castellón, futuro bachiller

En el caso de Álvaro Palma Castellón, desea estudiar ingeniería en diseño gráfico, porque su pasatiempo favorito es dibujar y considera que tiene el potencial para hacerlo como profesión.

“Quiero trabajar, dibujar, imaginar, esforzarme y sé que lo puedo hacer, no importan los retos y las dificultades en el camino”, añadió Palma, quien es del municipio de Estelí, pero actualmente vive con unos familiares en Managua.

La Ley 763, Ley de los Derechos de las Personas con Discapacidad, establece que el Ministerio de Educación (Mined), debe asegurar la formación de personas con discapacidad aptas para el ingreso a la educación técnica y superior.

Ruth Gaitán, directora de este centro escolar, señaló que a pesar de la ley, no todas las universidades del país tienen esta capacidad de atención.

“No todas las universidades están preparadas para atender estos casos, así que lo que hacen algunos padres de familia es que contratan de alguna manera particular a un intérprete que pueda estar con el joven”, especificó.

Según Raquel López, docente de este centro educativo, el problema es que en muchos casos a los familiares se les dificulta aprender el lenguaje de señas y eso provoca una afectación en el desarrollo del joven.

“En esta situación, vemos que no es ni la sociedad, es la misma familia la que no los acepta y ahí ellos pierden comunicación, pierde todo lo que es el afecto, los valores y la fortaleza en su personalidad”, enfatizó López.

En total, este 2022 son 11 los jóvenes que se graduarán de esta escuela, 8 de ellos son sordos y tres oyentes que se interesaron en aprender el lenguaje de señas.

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