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Baltazara Cerda, más de tres décadas apasionada y comprometida con la docencia

Esta maestra va actualizando sus metodologías al ritmo que cambian las generaciones de estudiantes.


Más de tres décadas entregados a preparar a estudiantes de secundaria y universitarios es lo que lleva la profesora Baltazara Cerda Gutiérrez, quien a través del tiempo reconoce que su mayor reto ha sido actualizarse buscando estrategias que entretengan y a la vez enseñen a sus alumnos.

“Cuando yo empecé a impartir clases, los muchachos eran un poco más responsable, más independientes y ahora con la generación que tenemos hay que pensar para tratar de llegarles, porque están demasiado distraídos, no es que sean malos, no es que no sean inteligentes, es el desarrollo que les rodea”, cuenta.

Reconoce el mayor obstáculo en este cambio de metodología han sido algunos directores de colegios y universidades que se resisten a poner en marcha la tecnología como herramienta para la educación.

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Por su forma de impartir clase, jovial, entretenida y apegada a una metodología más juvenil, al menos dos colegios de secundaria de los que no quiso revelar su nombre la amenazaron con despidos, “la puerta está abierta me decían”, rememora.

“Deben comprender que tenemos que llamar su atención, necesitas impactarlos para que ellos puedan retener lo que les estás enseñando, no puedes venir a dictarles una clase se aburren y rápidamente no ponen atención”, explica.

Autora de un libro de ciencias naturales

Baltazara graduada en ciencia de la educación en la UNAN- Managua en 1987, finalizó su especialidad en biología y ciencias naturales en 2013, lo que le permitió dos años después llegar a su logró más grande hasta ahora, escribir un libro de esa materia que aún es utilizado en aulas de clase.

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“Soy autora de un libro de ciencias naturales con la editorial San Jerónimo, ellos y me dijeron, bueno estas son las pautas si usted cumple, pues tendrá su libro, fueron un total de 200 docentes los preseleccionados y pues yo quede junto a otros 10 que también eran autores de otros libros”, señala.

No lleva una cuenta exacta de cuántos adolescentes, jóvenes y hasta adultos han sido preparados por ella, pero al año comparte el pan del saber con al menos 300 estudiantes.

“Mi más grande satisfacción no es la creación de ese libro, es hacer lo que me gusta y lo que me gusta, lo que me encanta, lo que me apasiona, es enseñar”, remarca.

Abarcar más turnos para vivir de la docencia

Vivir de la docencia ha sido todo un reto para esta mujer, que gracias a dobles turnos y hasta días en los que las 24 horas eran invertidas para su preparación, logró que su hijo de ahora 33 años concluyera su carrera universitaria de arquitectura.

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“En un turno, por ejemplo, por la mañana trabajaba en un colegio privado y salía a las 12:45, me quedaban 15 minutos para llegar al otro trabajo, a empezar la otra jornada en un colegio público, casi toda mi vida así fue”, expresa.

Gracias a estas horas de trabajo, a pesar de ser madre soltera, logró sacar adelante a su hijo, quien ahora la considera su orgullo.

Esta madre y docente que actualmente imparte clases en la Universidad de Occidente en Managua (UDO) no piensa en el retiro, puesto que afirma que impartirá clases hasta el último día de su vida.

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