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La historia detrás del joven que se ha viralizado con la venta de fritanga
A diario recorre las calles de Ocotal en su triciclo y también deja tiempo para sus estudios universitarios.
Antes de que amanezca. Cuando el sol aún duerme y los gallos apenas empiezan a "sacudirse" para cantar el "kikiriki", Luis Adrián Estrada López y su familia, ya tienen preparada parte de los productos que ofertarán en los diferentes puntos de la "Ciudad de los Pinos".
Desde las tres de la mañana, en la humilde vivienda de este joven de 22 años, en Nueva Segovia, Ocotal, el bullicio es intermitente. Las cucharas suenan en los peroles y el olor a arroz caliente es inevitable. Las enchiladas empiezan a tomar forma, mientras los tacos se escurren para ser empacados.
"Desde un día antes se deja preparado el material para el día siguiente. Nos levantamos a amasar, a revolver el arroz con el pollo, hacer las enchiladas, tacos para freír, así como endulzar los frescos", dice el ocotaleño.
Andrea Lourdes López está al "volante" de la cocina y de preparar esas ricas enchiladas, tacos, tajadas, papas rellenas, refrescos y otros productos que degustarán los comensales. A la par de ella, sus hijos están en las distintas labores para sacar el día a día.
"Antes de iniciar el negocio (hace 7 años) tuvimos varias dificultades, vivíamos posando de un lado a otro, hasta que fuimos a vivir a la casa de una tía que también se dedica al negocio de las enchiladas, con ella nos afinamos, posteriormente, mi mamá sugirió poner nuestro propio negocio", relata Luis Adrián, quien asegura que para entonces ya tenía experiencia en las ventas, algo que ya hacía desde muy pequeño.
El joven relata que con su papá y hermanos, decidieron hacer un triciclo y vender. "Al inicio fue un poco difícil, pero gracias a Dios con el tiempo fuimos avanzando y estamos con lo que es el negocio todavía", apunta.
Negocio familiar
Luis Adrián, que se ha convertido en un rostro visible, en las calles de Ocotal, menciona que por el momento no cuentan con personal extra, más que sus padres y hermanos, Fernando Josué y Maykelin Julissa.
"Yo salgo en un triciclo, mi hermano sale en balde a vender y mi hermana atiende un pequeño kiosco en una escuela cercana a la zona, al principio fue difícil, pero al pasar de los años fuimos teniendo más clientela y dándonos a conocer, nos ha ido muy bien", agrega.
En tanto, su padre colabora con las compras, desde llevar los quintales de arroz, maíz, azúcar, aceite, leña y otros productos que utiliza.
Entre los estudios y las ventas
Además de ayudar con el negocio, este joven se paga sus estudios universitarios en Ciencias de la Humanidad, con mención en Matemática Educativa y Computación.
Asegura que sueña con dar clases en secundaria o universidad, sin dejar de lado el legado familiar, del que se sostienen actualmente.
“Cuando me gradúe quiero ejercer, pero también seguir con el negocio y no descuidarlo, porque es algo familiar, como herencia. Si puedo, hasta estudiar otra carrera”, dice con seguridad.
Sus hermanos también están estudiando. Ambos cursan el primer año de Contabilidad Pública y Finanzas.
Para finalizar envió un mensaje a los jóvenes que quieren salir adelante, pero aún no lo intentan. "Que se arriesguen y que cumplan sus metas, al principio todo negocio cuesta, pero uno dedicándole tiempo y teniendo paciencia, insistiendo, insistiendo, uno puede salir adelante, porque si no lo hacen, nunca sabrán como les puede ir en la vida...".