Foto: Vos TV

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Camila Briceño, la mujer trans que ha logrado vencer las barreras

Su sueño más grande es lograr ser presentadora de televisión y crear su propia empresa audiovisual.


Camila Briceño es el nombre con el que quiere ser reconocida una mujer trans que en Nicaragua ha logrado vencer barreras en el ámbito laboral y educativo, accediendo a espacios que antes estaban cerrados debido a la discriminación que aún persiste en parte de la sociedad.

Esta técnica en contabilidad y comunicadora social de 21 años, actualmente estudia antropología social en la UNAN-Managua.

“¿Cómo le he hecho frente a la discriminación? Hablando con mis resultados, siempre he sido aplicada, excelencia, academia y así me he ganado el respeto”, expresa.

Comparte que su formación academia ha representado todo un desafío, pues desde sus 13 años de edad tuvo que costearse los gastos para su alimentación y estudios.

"En la secundaria tuve que luchar por mi espacio, querían que me cortará mi cabello para la ceremonia de graduación, yo respondí haciéndoles saber que siempre respete las normas de la escuela y que merecía subir a como yo me identificaba”, asevera.

Formación académica es clave para vencer discriminación

Ahora, su sueño más grande es lograr ser presentadora de televisión y crear su propia empresa audiovisual, porque, aunque se le abrieron puertas en empresas y organismos no gubernamentales, desea su propio negocio.

Según Briceño, para abrirse paso en el campo laboral, es primero esencial que se incremente la profesionalización de parte de las mujeres trans.

“Poco a poco en la universidad yo lo he notado, somos al menos tres chicas trans que estamos estudiando allí y eso demuestra que poco a poco se abren esos espacios”, remarca.

Discriminación por temas de identidad de género no es permitida

El abogado Pablo Beteta, lamenta que la historia de éxito de Camila, no se replique en todos los integrantes de la comunidad LGBTIQ+, porque actualmente las normas jurídicas nacionales no exigen a las empresas un porcentaje de contratación de personas que formen parte de este grupo de la población, a como si sucede con las personas con discapacidad, pues se orienta que las empresas con 50 o más empleados deben tener al menos un 2% de su planilla compuesta por personas con discapacidad.

“Usted simplemente tiene que cumplir con los requisitos que una determinada empresa solicite en una vacante, ninguna tiene derecho a excluir por temas de género”, insiste.

Explica que, si a alguna persona se le niega una plaza laboral por su identidad de género, se puede interponer la debida denuncia ante el Ministerio del Trabajo (Mitrab) y de confirmarse el caso, aplicar una sanción administrativa.

“En caso de que se le dé alguna explicación verbal de que por eso no le darán la plaza, puede llevar esa denuncia ante el Mitrab, para solicitar que la empresa lleve a esa persona que le expresó esas razones y se impongan las debidas sanciones económicas si se confirma la situación”, detalla Beteta.

Aclara que las personas que sean contratadas, deben también respetar las normas internas de vestimenta del centro laboral, si acaso las tiene, de lo contrario estarían violentando el reglamento establecido.

“No debe ser discriminada la persona por tema de género, identidad o preferencia sexual, pero tampoco esta persona puede llegar a imponer un tema de una vestimenta si va en contra del reglamento interno de la empresa, porque entonces estamos cayendo a la violación que tiene la misma empresa como constitución de la misma”, finaliza.

Ley de identidad de Género

Otro reto, el más lejano de cumplir, es la propuesta de la Ley de Identidad de Género, que les permita a hombres y mujeres trans utilizar en sus papeles legales y laborales el nombre con el que se identifican y no que fue elegido al nacer.

Aunque a Camila se le respeta y se le llama por su nombre favorito, en su documentación legal, en una empresa, su cédula de identidad y papeles universitarios tiene su nombre de nacimiento.