Foto: Josthin Díaz

Foto: Josthin Díaz

Entre fuego y barro, así se cocina "el comal" en uno de los talleres de San Juan de Oriente

La artesana Teresa López Cerda da vida a este utensilio ancestral que aún pervive en la cocina nicaragüense.


En el pintoresco, creativo y armonioso municipio de San Juan de Oriente, las historias sobran, y el barro ni se diga. En los distintos talleres de este lugar, esta arcilla guarda un espacio muy especial, donde la pasión por moldear es transmitido de generación en generación.

En el taller "Don Germán López" la tradición por este arte se cuece a fuego lento entre las brasas, con la creación de comales, uno de los utensilios ancestrales aún pervive en la cocina nicaragüense, pese a los tiempos modernos, en que reina el plástico y el metal.

Teresa López Cerda, hija del iniciador de este reconocido taller, es hoy quien lleva el legado con las manos cubiertas de arcilla y el alma llena de historia. Ella junto a su mamá, hermanas y sobrinos dan forma a lindas piezas de barro, sin faltar el comal en sus diferentes tamaños.

“Este es uno de los talleres donde siempre van a encontrar un comal, cada comal es único, hecho completamente de forma manual, sin máquinas”, dice esta artesana mientras amasa el barro que pronto tomará forma.

Variadas piezas

El taller ofrece una variedad de piezas, desde maceteras, cazuelas, calentadores, tazas, platos, y sobre todo, comales, algunos para tostar, otros exclusivamente para hacer tortillas.

“Los más grandes que hacemos tienen casi el ancho de un barril”, explica, señalando las distintas piezas que están cuidadosamente acomodadas en el taller familiar.

Su historia en el oficio comienza desde niña. “Mi mamá nos enseñó a mis seis hermanos y a mí. Ella lo aprendió y con eso nos crio”, añade.

Recuerda que a los 11 años moldeó su primera pieza: unas cazuelitas hondas para coludos. No todas le salieron bien, pero con cada intento, fue aprendiendo, formando no solo barro, sino también carácter y viviendo experiencias en cada pieza que elabora.

“No fuimos a la escuela, pero sí heredamos el conocimiento del barro”, dice con orgullo. Su jornada comienza a las 5:00 a.m., cuando el barro todavía está fresco y debe prepararse con arena para hacerlo moldeable.

Tiempo y costo de los comales

El comal tarda unos 15 minutos en tomar forma, pero luego hay que dejarlo secar, pulirlo, secarlo de nuevo, y finalmente llevarlo al horno, explica esta artista oriunda de San Juan de Oriente.

Detalla que la demanda varía en cuanto a las ventas de los productos. Algunas semanas, el taller vende comales a revendedores de otras comarcas; otras veces, Teresa y su hermana salen a ofrecerlos en los mercados de Granada, Masaya o Jinotepe. “Nunca dejamos de vender. Como decían los abuelos, aunque sea para el pan, siempre nos da”, asegura.

Una clienta fiel lleva ya una década comprando un comal por semana, ya que hace tortillas todos los días y el barro, con el uso y el calor, termina fundiéndose, menciona.

Los comales se clasifican según su tamaño: el “parejo”, el “hornillero” y el “tortillero”. El precio también varía: desde 60 córdobas por uno hondo, hasta 600 por un comal que sirve para siete tortillas.