Foto: Josthin Díaz

Foto: Josthin Díaz

Familia de San Juan de Oriente que transforma el barro en arte

Desde tempranas horas, en este taller, el torno, horno y toda una familia está en actividad.


En San Juan de Oriente, donde el aire huele a barro húmedo, las manos de Manuel Bracamonte, así como las de su mamá, hermanos y otros miembros de su famila moldean historias a través de las obras que elaboran este municipio de Masaya, donde la creatividad artística fluye a flor de piel.

Su taller de artesanías, que lleva su mismo nombre, es más que un negocio familiar. En este un espacio natural en que la arcilla se transforma en hermosas y coloridas piezas, tanto en diversos estilos como tamaños.

“Empecé a los 12 años, junto a mi mamá y mis hermanos”, cuenta Bracamonte, hoy con 32. Desde entonces, la jornada para este artesano inicia a las seis de la mañana, cuando el sol apenas acaricia los tejados y los gallos empiezan su kakarakeo matutino.

Allí, entre risas y pláticas familiares, se elaboran maceteras de todos los tamaños, alcancías en forma de cerditos, personajes de caricaturas, hongos y piezas utilitarias como platos, cafeteras o teteras.

El barro, materia prima que respira historia y naturaleza, es modelado a mano o al torno, según lo que la pieza pida. El acabado es completamente natural.

"Nos inspiramos en las figuras geometricas, en lo que es la pieza fina, así como en la flora, la fauna y la vida acuática, hay piezas que van talladas con aves, como el colibrí, el guardabarranco, tucanes, tortugas, pescados, nos enfocamos en nuestro entorno", añade Bracamonte.

Detalla que en el caso de las maceteras, se enfocan en diversas caricaturas, frutas y texturas diferentes, "hacer combinaciones de colores, darle un acabo diferente y en las diversas caricaturas, según la preferencia del cliente, cerditos, caricaturas pintadas encima de las figuras", apunta

Según este artesano, la artesanía, además de ser una forma de sobrevivir y a la vez su forma de relajarse y disfrutar la vida, "cuando uno está pintando se distrae su menta, en la forma de dibujar, en la combinación de colores".

Obras por todo el país

Por parte, Rosa Ávila López Cerda, de 52 años, es su mamá. Y asegura que empezó a trabajar en la artesanía a la edad de 13 años.

"Es herencia de mi mamá y también uno tiene que ser inteligente y no quedarse en lo mismo, ahora trabajamos piezas finas, con este trabajo he salido adelante con mis cuatro hijos y una nietecita que tengo, mis nueras se incluyen, aunque ellas tengan sus trabajos, las dos son licenciadas en enfermería, pero también son artesanas", dice.

Asegura que cuando hay encargos la levantada es a las 4:00 de la madrugada, pero si no a las 6:00 de la mañana, "como el taller es propio entramos a la hora que nosotros queremos comenzar...", refiere.

Sus obras viajan por todo el país, de Managua a Granada, pasando por San Juan del Sur y también han conquistado el corazón de turistas extranjeros que regresan buscando el sello inconfundible de sus creaciones.

“Por la gracia del Señor, nuestros clientes siempre vuelven y nos recomiendan”, dice con humildad este artesano, quien llama a buscarlos en Facebook como Artesanía Manuel Bracamonte.