
Foto/ Guillermo Rodríguez
Paola Carmona, "la reyna del volante" en Managua
Su mayor meta es lograr conducir cabezales.
Paola de los Ángeles Carmona se autodenomina “La reyna del volante” en las calles de Managua. Con su trabajo como conductora de taxi ha roto estereotipos sociales que, por años, han asociado este oficio únicamente a los hombres.
Cada día sale a trabajar en su taxi decorado a su gusto y, en pocos meses, se ha ganado el respeto y la admiración de muchos colegas del gremio por su empeño y determinación.
Paola cuenta que su historia al volante comenzó en el transporte pesado, donde condujo autobuses antes de decidir incursionar en el mundo del taxi.
“Mi marido trabajaba en buses, después se pasó al taxi y le fue bien. Al verlo, le dije que me enseñara a taxiar, y él aceptó. Empecé a aprender los domingos”, recuerda entre sonrisas.
Actualmente, combina su trabajo en una empresa con la conducción del taxi.
“Salgo día de por medio. Cuando estoy libre, me vengo al taxi; el día que no, el carro queda parqueado”, explica.
Aunque ha enfrentado comentarios machistas, Paola se mantiene firme.
“Algunos hombres dicen que en Nicaragua ven como gran cosa a una mujer en taxi, cuando es algo normal en Europa. Pero también hay varones que me defienden. Aquí en Nicaragua todavía asombra ver a una mujer al volante”, comenta.
Su primer día como taxista marcó un antes y un después. “Desde el primer domingo que fui a taxiar me fue súper bien, y me gustó. Dije: yo quiero mi carrito y quiero andarlo sola”, relata con orgullo.
Con sueños claros y metas firmes, Paola asegura que su próximo objetivo es convertirse en cabezalera, es decir, manejar una rastra propia.
“Quiero tener mi casa y mi rastra. Con el tiempo, este mismo trabajo me va a dar para ahorrar y lograrlo”, afirma.
Además, ofrece un servicio privado en la madrugada exclusivamente para mujeres, como una forma de garantizar seguridad.
“No confío en los varones de noche. Sé que una mujer se va a sentir segura conmigo, y yo con ella. Así no hay miedo de hacer el recorrido”, explica.
Con mucho carisma y pasión por la conducción, Carmona es un claro ejemplo de que los límites se superan con esfuerzo, valentía y determinación. La única razón que la hace detenerse en su camino son los pasajeros que suben a su unidad cada día.