¿Cómo afecta a los hijos la separación o divorcio de los padres?
Las separaciones ascendieron a 72,753 mientras que 63,749 parejas se casaron, según el diario EL PAÍS.
Todo niño que tiene una familia crece con la idea que esta es para siempre. Una ruptura como el divorcio de sus padres es una experiencia muy fuerte para ellos. Así lo señaló la psicóloga educativa Karina Shiroma, de la página web VITAL.
“Los niños (que experimentan el divorcio de sus padres) están distraídos en clases, decaídos, más pensativos o callados. Si es una niña muy sociable o alegre, el cambio es notorio y puede reflejarse en las notas. Hay niños más irritables o intolerantes, con un fastidio interno”, afirmó Karina.
Las consecuencias que suelen traer consigo estos niños y niñas son depresión, ansiedad, tristeza y en el peor de los casos: culpa. Pues ellos piensan que hizo algo lo cual provocó la separación, mientras que en muchos se bloquean, pues si bien es cierto, el divorcio es una experiencia fuerte en el cual los niños no quieren conectarse con sus emociones, sobre todo al inicio.
Sea cual sea la edad, la separación de los padres siempre va afectar a los hijos, ya que, es vivido por ellos como una ruptura de su seguridad y estabilidad, de la cual tardarán un tiempo en recuperarse. No obstante, los niños más pequeños suelen verse más perjudicados ya que no disponen de los recursos cognitivos y emocionales necesarios para aceptar y asimilar la nueva situación con facilidad.
Los niños y niñas que viven en hogares rotos o con padres divorciados son más propensos a desarrollar problemas personales y de conducta, pero hay una variabilidad muy grande entre niños/as y en la forma de afrontar la situación que tiene cada uno. De todas formas, un divorcio no tiene porque ser extremadamente dañino para un niño si se tienen en cuenta ciertas medidas y precauciones. Veamos qué factores influyen en la reacción del niño y que podemos hacer para minimizar el impacto de un divorcio en un menor.
Efectos del divorcio en los hijos:
A parte del divorcio como tal, hay otros factores que se asocian a este que se consideran un factor de riesgo para un divorcio más complicado:
- Pérdida de poder adquisitivo, los gastos ya no se comparten.
- Cambio de residencia, colegio y amigos.
- Convivencia forzada con alguno de los progenitores o algún familiar.
- Disminución de la influencia del progenitor con el que no conviven.
- Introducción de parejas nuevas de los padres.
- Mala adaptación de alguno de los padres (hostilidad o depresión).
- Presión hacia los hijos para que tomen partido o proyección de la hostilidad hacia ellos.
- Estos son los factores sobre los que debemos incidir para evitar divorcios complicados.
El efecto emocional del divorcio en los niños:
De tres a cinco años:
- Se creen culpables por no haber hecho la tarea o no haber comido. Su pensamiento mágico les lleva a tomar responsabilidades tremendamente imaginarias.
- Temen quedarse solos y abandonados. Hay que recordar que en estas edades los padres constituyen el universo entero de los niños y que la relación en la pareja es el medio en el que ellos están cuidados y mantenidos.
La edad más difícil es la de 6 a 12 años.
- Se dan cuenta de que tienen un problema y que duele y no saben cómo reaccionar ante ese dolor.
- Creen que los padres pueden volver a juntarse y presionan o realizan actos que no llevan más que a un sentimiento de fracaso o a problemas adicionales en la pareja.
Los adolescentes experimentan:
- Miedo, soledad, depresión, y culpabilidad.
- Dudan de su habilidad para casarse o para mantener su relación.
El divorcio no puede considerarse como una causa de problemas psicológicos, sino como un factor que hace a la persona más vulnerable (Vangyseghem y Appelboom, 2004).