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Cada vez más jóvenes padecen insuficiencia renal crónica en Nicaragua

La obesidad, el abuso de analgésicos, deshidratación y el calor afectan a adolescentes y adultos jóvenes.


La insuficiencia renal crónica (IRC), una enfermedad que tradicionalmente afectaba a adultos mayores, está incrementando su presencia en la población más joven en Nicaragua.

Factores como la obesidad, el abuso de analgésicos, la deshidratación y la exposición a altas temperaturas están contribuyendo a que adolescentes y adultos jóvenes enfrenten este padecimiento silencioso, que puede avanzar sin síntomas hasta alcanzar etapas críticas.

Según el Dr. Osman López, nefrólogo, la insuficiencia renal crónica se ha convertido en una preocupación creciente en el país. “La enfermedad no produce síntomas en sus primeras etapas, por lo que muchos pacientes no la detectan hasta que ya están a un paso de la diálisis,” explica el especialista.

De acuerdo con el Mapa Nacional de la Salud del Ministerio de Salud (Minsa), al menos 2,246 nicaragüenses fallecieron en 2023 debido a esta condición.

El especialista indica que existen diversos factores que están impulsando el incremento de casos en personas menores de 40 años. Uno de los principales es el estrés térmico generado por las altas temperaturas del país.

“Se ha observado que personas expuestas a temperaturas de 34 grados Celsius pueden empezar a desarrollar insuficiencia renal. En Nicaragua, las temperaturas han alcanzado hasta 37 grados, con sensaciones térmicas de hasta 41 grados,” señala.

Medidas a tomar en cuenta

Otro factor clave es el consumo excesivo de analgésicos y antibióticos sin prescripción médica. Medicamentos utilizados para aliviar el dolor, como el ibuprofeno o el naproxeno, pueden dañar progresivamente los riñones si se consumen en exceso.

Asimismo, la diabetes, la hipertensión arterial, la obesidad y el alto consumo de comida ultraprocesada y bebidas azucaradas contribuyen significativamente al deterioro renal.

“Muchos jóvenes abusan de la comida chatarra y bebidas energizantes, lo que los lleva a padecer obesidad desde los 18 años. A los 21, algunos ya presentan insuficiencia renal crónica,” advierte.

Además, la falta de hidratación adecuada es un problema común. “En mi consulta, he recibido pacientes que dicen que no les gusta el agua o que prefieren hidratarse con refrescos azucarados o bebidas energizantes. Esto incrementa el riesgo de desarrollar enfermedades renales,” afirma López.

Debido a la naturaleza silenciosa de la enfermedad, el especialista enfatiza la importancia de realizarse chequeos regulares, especialmente después de los 40 años. Sin embargo, dada la creciente incidencia en jóvenes, recomienda que personas con factores de riesgo se sometan a evaluaciones preventivas desde edades tempranas.

“Hay cuatro exámenes básicos que pueden detectar signos iniciales de insuficiencia renal: creatinina, albuminuria, examen general de orina y ultrasonido de riñones. En conjunto, estos estudios pueden costar alrededor de 1,000 córdobas en centros privados, pero también están disponibles en unidades de salud pública,” detalla el especialista.

Para reducir la incidencia de insuficiencia renal crónica en jóvenes, el médico recomienda adoptar hábitos saludables, como mantener una hidratación adecuada con agua, reducir el consumo de sal y azúcares, evitar la automedicación y realizar actividad física regularmente.

También insta a la población a participar en las campañas de concienciación, como el Día Mundial del Riñón, que se celebra el segundo jueves de marzo cada año. En 2024, esta fecha será el 14 de marzo.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 10% de la población mundial sufre alguna enfermedad renal crónica, pero la mayoría no lo sabe hasta que la condición ha avanzado y solo quedan opciones como la diálisis o el trasplante de riñón.