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¿Por qué me cuesta dormir?

La hormona que induce el sueño se activa entre las 8 y 10 de la noche, indica especialista.


Dormir mal o no lograr conciliar el sueño ya no es solo una problemática de personas mayores. Dormir no es un lujo, es una necesidad vital para la salud física y mental.

Según el Dr. Gersson Debbe, médico nutricionista, “el insomnio hoy no es un mal de las personas mayores, afecta a todos sin excepción desde niños hasta adultos”.

Esta dificultad para dormir está vinculada a diversos factores físicos, emocionales y conductuales que alteran el ritmo natural del sueño.

Uno de los principales enemigos del descanso es el estrés. Debbe lo describe como “una energía falsa que genera ansiedad, de tal manera que no se puede dormir, generando insomnio”.

Cuando atravesamos una situación estresante, nuestro cuerpo segrega cortisol, una hormona que, según explica, “es la hermana menor del estrés y dura 8 horas para volver a su nivel luego de un enojo o episodio de estrés severo”.

Esto implica que incluso horas después de haber terminado una jornada agitada, el cuerpo sigue en estado de alerta, impidiendo el descanso profundo.

Hábitos modernos que alteran el sueño

El estilo de vida actual también juega un papel clave. El especialista advierte que “el estar usando con mucha frecuencia el celular, computadora, trabajar luego de salir del centro de labor provoca insomnio y aunque puede que estés descansando el cuerpo, la mente no”.

La exposición prolongada a pantallas retrasa la liberación natural de melatonina, la hormona que induce el sueño. Esta se activa entre las 8 y 10 de la noche, pero solo si hay oscuridad y tranquilidad, por ello, las luces que emiten los celulares, TV, WiFi, son pésimos para poder conciliar el sueño. “Esto hace trabajar más el cerebro estando aún acostado”, destaca.

Consecuencias de dormir mal

Dormir no es solo cerrar los ojos. El sueño reparador se logra cuando atravesamos fases de descanso profundo, especialmente entre las 10 p.m. y las 3 a.m., periodo donde se da la nutrición del cerebro, el desarrollo y activación de las neuronas.

“Si no se logra este descanso, aparecen síntomas como somnolencia matinal, pesadez y fatiga. Provocando un envejecimiento prematuro del cerebro”, advierte el especialista.

Además, la etapa REM (Rapid Eye Movement), que ocurre entre los 70 y 90 minutos después de dormir, es clave para la actividad cerebral y la experiencia de los sueños. “Los bebés son los que más gozan del sueño REM, porque ahí es donde crecen y se desarrollan”.

El médico también afirma que a medida que envejecemos, el cerebro reduce la necesidad de horas de sueño, pero no la calidad: “Los adultos no necesitan tantas horas, lo que necesitan son aproximadamente 5 horas bien dormidas para estar perfectos”.

La falta de sueño reparador no es inofensiva. Según el Dr. Debbe, a la larga puede “producir envejecimiento y generar problemas crónicos tales como ansiedad, depresión, falta de apetito, Alzheimer, Parkinson, hipertensión, entre otros”.

Incluso afecta funciones corporales esenciales: “En la madrugada el hígado se regenera, por eso es importante comer temprano y liviano. Así mismo, en este periodo los órganos se limpian”.

Soluciones naturales y cambios de hábito

En lugar de recurrir directamente a medicamentos para dormir, que generan dependencia y dañan el cuerpo, el nutricionista sugiere remedios naturales. Una de sus recomendaciones es una infusión relajante a base de “cáscara de banano (por su potasio), lechuga con propiedades ansiolíticas naturales y manzanilla.

Todo se hierve, se cuela y se toma a las 6 p.m.”. Además, sugiere tomar dos tabletas de melatonina de 5 gramos a las 8 p.m. para potenciar el efecto inductor del sueño.