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Hospitalizaciones de embarazadas por hipertensión aumentaron en 2024
Entre los factores de riesgo identificados están el sobrepeso, las altas temperaturas, entre otros.
El síndrome hipertensivo del embarazo continúa siendo una de las principales complicaciones que enfrentan las mujeres durante la gestación en Nicaragua.
En 2024, un total de 8,377 embarazadas fueron hospitalizadas por esta condición, lo que representa 1,266 casos más que en 2023, según datos del Mapa Nacional de Salud del Ministerio de Salud (Minsa).
Aunque muchas mujeres transitan el embarazo sin mayores complicaciones, la ginecóloga Patricia Pérez advierte que esta condición puede aparecer de forma repentina, incluso en quienes no presentan antecedentes previos.
“El síndrome hipertensivo del embarazo incluye desde la hipertensión gestacional hasta formas más graves como la preeclampsia y la eclampsia, y puede poner en riesgo tanto a la madre como al bebé”, explicó.
Entre los factores de riesgo identificados están el sobrepeso, las altas temperaturas, el embarazo por primera vez, y los antecedentes familiares de preeclampsia.
Pérez señala que muchas mujeres presentan presiones arteriales alteradas a partir de la semana 20 del embarazo, aunque si esto ocurre antes, puede ser señal de una hipertensión preexistente.
No cumplen con tratamiento
Uno de los principales retos es el poco apego al tratamiento médico. “Muchas pacientes no cumplen adecuadamente con los medicamentos, ya sea por efectos secundarios o por la creencia de que están bien, lo que las lleva a llegar a emergencias con cifras arteriales alteradas”, lamentó la especialista.
También mencionó el impacto del calor extremo: “Hemos visto pacientes que estaban controladas con su tratamiento, pero que llegaron con presiones elevadas durante días de mucho calor. El clima también es un factor a considerar”.
Cuando una embarazada llega a emergencias con presión arterial elevada, el personal médico procede a estabilizarla y realizar exámenes para verificar si otros órganos, como el corazón, el cerebro o los riñones, han sido afectados. De no lograr estabilizarla o si es la primera vez que presenta el cuadro, la paciente es hospitalizada para un monitoreo más riguroso y tratamiento con antihipertensivos.
En paralelo, el equipo materno-fetal evalúa el estado del feto y la placenta, con el objetivo de extender la gestación todo lo posible si el bebé aún no ha alcanzado la madurez necesaria.
Pérez también advierte que el riesgo no termina con el parto. “Hay casos en los que las mujeres desarrollan hipertensión gestacional, preeclampsia o eclampsia después de haber dado a luz. Es un error pensar que una vez nacido el bebé, la madre ya está fuera de peligro”.
La ginecóloga hace un llamado a todas las mujeres embarazadas a asistir puntualmente a sus controles prenatales, mantener un peso saludable, seguir el tratamiento médico y estar atentas a cualquier señal de alarma, para evitar que esta condición silenciosa tenga consecuencias graves.