
Referencial
Reflujo vesicoureteral: cuando la orina fluye en dirección contraria
Afecta principalmente a niños y niñas en sus primeros años de vida.
El reflujo vesicoureteral (RVU) es una condición en la que la orina, en lugar de seguir su camino natural desde los riñones hacia la vejiga y luego al exterior, fluye en sentido contrario: desde la vejiga hacia los uréteres y, en ocasiones, hasta los riñones.
El Dr. Andrés Ayala, urólogo pediatra, explica que este fenómeno representa un flujo retrógrado anómalo que contradice el proceso normal del sistema urinario.
“Normalmente, la orina fluye de forma anterógrada: desde los riñones, pasa por los uréteres hasta llegar a la vejiga, donde se almacena y luego se elimina al exterior”, indica el especialista.
Sin embargo, en el caso del RVU, parte de la orina que debería ser expulsada se devuelve hacia los riñones.
Causas y tipos de reflujo
El experto distingue dos formas principales de RVU. Reflujo primario: Es congénito y puede estar presente incluso antes del nacimiento. Ocurre cuando la inserción del uréter en la vejiga es corta o anómala, afectando el mecanismo valvular natural que evita el reflujo.
“Es decir, el niño nace con una válvula defectuosa o con un túnel ureteral corto”, aclara. En muchos casos, esta condición puede mejorar con el tiempo gracias al desarrollo del tracto urinario.
Y el otro es el reflujo secundario: Es adquirido y se asocia principalmente a trastornos funcionales o anatómicos del tracto urinario inferior, como la disfunción de la uretra o de los esfínteres.
También puede derivarse de malformaciones como las valvas de uretra posterior o condiciones neurológicas como la espina bífida, que afectan la conexión nerviosa con la vejiga, agrega.
Comportamientos y factores de riesgo
Según el urólogo pediatra, ciertos hábitos pueden agravar la situación. Por ejemplo, “el aguantarse las ganas de orinar puede llevar a una micción sin presión o no espontánea, lo cual es más común en niñas por razones culturales”, señala.
Además, la deshidratación puede concentrar la orina y aumentar su olor, aunque esto no es una causa directa del reflujo.
El RVU puede manifestarse con señales inespecíficas pero importantes como fiebre sin causa aparente, irritabilidad, llanto excesivo o rechazo de la alimentación en bebés y niños pequeños.
Estos signos pueden ser consecuencia de infecciones urinarias recurrentes, una de las principales complicaciones del reflujo no tratado.
La detección temprana y el manejo adecuado del RVU son fundamentales para prevenir daños renales a largo plazo. “En muchos casos, el reflujo puede resolverse de forma natural con el crecimiento del niño”, concluye Ayala y enfatiza la importancia del control médico continuo.