Referencial

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¿Se puede amar sin demostrar afecto físico?

Algunas relaciones logran llevar la relación con éxito, aún cuando uno de ellos es poco afectivo.


Aunque el afecto suele ser considerado una manifestación natural del amor, no todas las personas expresan sus sentimientos de la misma forma.

En las relaciones de pareja, es común escuchar reclamos relacionados con la falta de muestras de afecto. Sin embargo, esto no siempre significa ausencia de amor, segun la psicóloga Alba Roni.

La diversidad en las formas de mostrar cariño está influenciada por factores como la personalidad, el temperamento y las experiencias vividas. Algunos individuos, por ejemplo, tienen una tendencia natural a ser más reservados o a buscar espacios personales.

Este rasgo puede estar vinculado a lo que se conoce como personalidad esquizoide, caracterizada por la preferencia por la soledad, la escasa necesidad de interacción emocional y una marcada independencia en sus vínculos, de acuerdo a la especialista.

Claves para entenderlo

Es importante distinguir entre una forma distinta de amar y una ausencia de sentimientos. El hecho de que una persona no exprese afecto de forma física no significa que no sienta.

La clave está en conocer el lenguaje del amor de cada quien. Existen al menos cinco formas principales de expresar cariño, el contacto físico, palabras de afirmación, actos de servicio, tiempo de calidad y recibir obsequios. Cada individuo tiene uno o más lenguajes predominantes, pero una relación saludable requiere cierta presencia de todos.

Algunas personas han vivido situaciones difíciles en el pasado que modificaron su forma de vincularse emocionalmente. Estos cambios pueden originar actitudes más cerradas, que no siempre son definitivas. La buena noticia es que, si se identifican y se trabaja en ellos, es posible transformar dinámicas personales que afectan la convivencia en pareja.

Diferenciar entre una personalidad esquizoide y un trastorno más complejo como la esquizofrenia es esencial. Mientras que la primera puede implicar una baja expresión afectiva pero con emociones intactas, la segunda se caracteriza por un aplanamiento emocional más profundo, donde incluso la capacidad de sentir puede verse comprometida.

Algunas relaciones logran desarrollarse con éxito aún cuando uno de sus miembros presenta una personalidad poco afectiva. Esto depende en gran medida de la aceptación mutua y del acuerdo tácito entre ambas partes.

Cuando hay conciencia de estas diferencias desde el inicio y se establece una base de respeto, la relación puede sostenerse, aunque con desafíos particulares.

Finalmente, preguntarse si la falta de contacto físico es señal de que el vínculo está en crisis es válido. Pero antes de llegar a conclusiones apresuradas, conviene analizar si esa ausencia es parte del estilo emocional de la persona o si responde a un desgaste afectivo más profundo.

En ambos casos, el diálogo honesto y, si es necesario, el acompañamiento profesional, son caminos recomendables para fortalecer la relación.