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Nefropatía diabética: la amenaza renal que avanza con la diabetes

El principal factor de riesgo sigue siendo el mal control de los niveles de glucosa, dice especialista.


La nefropatía diabética es una de las principales complicaciones de la diabetes mellitus, y “ocurre cuando el mal control de la glicemia provoca un daño progresivo en ambos riñones”, según el nefrólogo Dr. Osman López, quien también afirma que esta afección representa un problema crítico tanto en nuestro país como a nivel global.

Actualmente, más de 800 millones de personas en el mundo sufren de esta complicación. En el ámbito nacional, López destaca que el 50% de los pacientes diagnosticados con diabetes mellitus terminan necesitando diálisis, lo que refleja la magnitud del problema.

Es enfático al señalar que el análisis de la función renal no debe postergarse. “Una vez diagnosticada la diabetes, es fundamental evaluar inmediatamente el estado de los riñones, sin esperar cinco, diez o incluso veinte años, como sucede frecuentemente. El monitoreo temprano permite tomar acciones antes de que la enfermedad avance y se vuelva irreversible”.

Los síntomas que no deben ser ignorados

Los signos de la nefropatía diabética pueden ser sutiles en sus etapas iniciales, según el médico. La cistitis recurrente, sobre todo en mujeres que presentan entre dos y tres episodios al año, puede ser una señal de que existe una diabetes no diagnosticada e incluso ya un daño renal.

Otros síntomas que destaca el especialista incluyen la inflamación en los tobillos, que puede extenderse a las piernas y llegar incluso a los pulmones, así como la orina espumosa, que indica pérdida de proteínas. La presión arterial elevada también suele estar presente y agrava el estado general del paciente.

Factores de riesgo que se pueden prevenir

El principal factor de riesgo sigue siendo el mal control de los niveles de glucosa. Pero también existen factores genéticos importantes. Para López “Si uno de los padres es diabético, el riesgo de que un hijo lo sea alcanza el 40%. Si ambos padres lo son, la probabilidad sube a un alarmante 70%”. Además, la dieta juega un papel crucial.

El abuso de comida chatarra, productos ultra procesados y grasas saturadas acelera el deterioro metabólico y renal.

Aunque la creatinina es un marcador importante para detectar problemas renales, no siempre revela el daño en sus fases iniciales. Por eso, el examen más determinante es la albuminuria, que permite identificar la pérdida de proteínas por el riñón incluso cuando la creatinina está dentro de los parámetros normales.

“Para adultos, los valores normales de creatinina deben estar por debajo de 1 mg/dL, idealmente entre 0.6 y 0.8. Si se mantiene en 1.2 o más de manera persistente, ya podría haber una alteración renal en curso”, agrega el nefrólogo.

El daño renal comienza cuando los niveles de azúcar en sangre se mantienen elevados. Una glicemia en ayunas por encima de 130 mg/dL, o una medición dos horas después de comer que supere los 200 mg/dL, pueden iniciar un proceso de daño renal que, con el tiempo, se extiende a otros órganos.

Estos niveles no solo afectan los riñones, sino que también elevan el riesgo de complicaciones cardiovasculares.

Cómo enfrentar y controlar la nefropatía diabética

Aunque existen tratamientos que ayudan a reducir la creatinina, el Dr. López insiste en que estos deben ir acompañados de cambios significativos en el estilo de vida. La alimentación adecuada, el ejercicio físico regular y la reducción del peso corporal son fundamentales.

Una de las principales medidas no farmacológicas que él subraya, es que el paciente reduzca al menos un 20% de su peso corporal, lo cual puede tener un impacto positivo en la progresión de la enfermedad.