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Espolón calcáneo: una respuesta del cuerpo al maltrato del pie

La causa principal se encuentra en el uso de calzado inapropiado y en la falta de ejercicio.


El espolón calcáneo es una dolencia común que afecta a una parte considerable de la población, especialmente a quienes no utilizan el calzado adecuado.

Según explica el ortopedista y traumatólogo Guillermo Fernández, “es la consecuencia de la fascitis plantar, es un gancho óseo secundario a las micro rupturas de esta misma cuando se encuentra engrosada, es decir, es un crecimiento óseo en el hueso del talón (calcáneo), que puede causar dolor, especialmente al caminar o al levantarse por la mañana”.

Cabe destacar que la fascia plantar es una banda gruesa y fibrosa de tejido conectivo que se extiende a lo largo de la planta del pie, desde el talón hasta los dedos. Esta banda juega un papel vital en el soporte del arco plantar y ayuda a absorber los impactos al caminar.

¿Por qué aparece el espolón?

La causa principal se encuentra en el uso de calzado inapropiado y en la falta de ejercicio adecuado para los miembros inferiores.

Entre los tipos de calzado más perjudiciales, el especialista menciona aquellos “muy planos, que no tengan ningún soporte en el arco plantar, como sandalias o chinelas de gancho”.

Este tipo de calzado no ofrece el soporte necesario y contribuye al deterioro progresivo de la fascia plantar.

Además del calzado, existen factores hereditarios que pueden predisponer al desarrollo del espolón. “Existe una predisposición genética, si algún familiar fue pie plano tres generaciones atrás, es casi seguro que el hijo sacará el pie plano”, advierte.

Por tanto, la mejor manera de prevenir esta afección es usar un calzado adecuado con buen soporte del arco plantar, tanto para caminar como para correr o realizar otras actividades físicas.

Síntomas y tratamiento

Este problema puede manifestarse con dolor o molestia intensa en el talón, especialmente al apoyar el pie, detalla el experto. Una vez diagnosticado el espolón calcáneo, el tratamiento apunta tanto a aliviar el dolor como a corregir la causa que lo originó.

El especialista explica que el enfoque debe ser integral, con atención al tipo de calzado, ejercicios específicos y eventualmente tratamiento médico.

“Lo primero es mejorar el calzado y asegurar un buen soporte del arco plantar. En muchos casos se recomienda el uso de plantillas ortopédicas personalizadas, que ayudan a distribuir la carga correctamente y a descomprimir la fascia plantar”, señala.

En casos extremos, donde no hay respuesta al tratamiento conservador, puede considerarse la cirugía, aunque según el ortopedista, “esto es poco frecuente y siempre debe evaluarse como última opción”.