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Neuroblastoma infantil, un cáncer silencioso que afecta a los más pequeños

Presenta síntomas inusuales, como inflamaciones persistentes, cambios inexplicables en los ojos o cansancio excesivo.


El neuroblastoma es uno de los tumores sólidos más comunes en la infancia, y aunque su nombre aún no es tan conocido como otros tipos de cáncer, su impacto en la salud de los niños, sobre todo menores de cinco años, es significativo.

La doctora Isaura Lemus, oncóloga pediatra, explica que es uno de los tipos de tumores sólidos, es decir, que no es leucemia o linfoma.

"Afecta principalmente a los niños menores de cinco años. Este tipo de cáncer se origina en las células nerviosas fuera del cerebro, principalmente en las vías del sistema nervioso periférico. Como sabemos hay nervios desde el cuello hasta la pelvis, por lo que se puede encontrar el tumor ya sea en el cuello, en el tórax o en el abdomen”, detalla la especialista.

Sin embargo, es precisamente el área abdominal la más frecuentemente afectada, y muchas veces los síntomas pueden pasar desapercibidos, debido a la edad temprana de los pacientes.

Síntomas que pueden alertar

Los signos del neuroblastoma varían dependiendo de la ubicación del tumor, destaca Lemus. Cuando se presenta en el abdomen, los síntomas suelen ser gastrointestinales: náuseas, crecimiento abdominal y estreñimiento, esto último porque la masa obstruye y comprime el intestino. Si el tumor se ubica en el tórax, puede generar fatiga por compresión de los pulmones.

La oncóloga pediatra también menciona signos que llaman mucho la atención: “Un síntoma muy clásico en oncología son los ojos de mapache y brotaditos; niños que de la nada aparecen con los ojitos morados, como si se hubieran golpeado”.

Otro indicio de alerta es la caída súbita de uno de los párpados o la aparición de ganglios inflamados en el cuello o las axilas.

A diferencia de otras enfermedades, el neuroblastoma no se asocia comúnmente con antecedentes familiares. “Este tipo de cáncer es esporádico, no existe algo específico que nosotros podamos identificar. Es genético, pero no familiar, es decir, son mutaciones que aparecen nuevas sin necesidad de tener antecedentes en la familia”, explica Lemus.

De hecho, entre el 90% y 98% de los casos no presentan antecedentes familiares; solo un pequeño porcentaje, del 1 al 2%, tiene un origen hereditario.

Diagnóstico temprano y evolución

Uno de los avances médicos más esperanzadores es que este tumor puede ser detectado incluso durante el embarazo, gracias a las ecografías prenatales. Y aunque es un cáncer que puede ser agresivo a medida que el niño crece, existe una ventana de oportunidad en la etapa neonatal.

“Si se detecta antes en un niño recién nacido o muy pequeñito, ellos por sí mismos, sin tratamiento, pueden hacer que el tumor desaparezca”, asegura. No obstante, si el tumor ya está avanzado o presenta un comportamiento agresivo, es necesario realizar una biopsia, iniciar tratamiento con quimioterapia y practicar cirugía para extirpar la masa tumoral.