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¿En qué consiste es el Síndrome de Asherman?

Puede tener diversas causas, la mayoría relacionadas con procedimientos médicos intrauterinos.


El Síndrome de Asherman es una patología ginecológica caracterizada por la formación de tejido cicatricial o adherencias dentro del útero, lo que puede afectar directamente la fertilidad, el ciclo menstrual y la salud uterina en general.

Según la Dra. Ainara González, ginecóloga, “es una condición en la que se forma tejido cicatricial dentro del útero, que muchas veces se desarrolla como consecuencia de intervenciones quirúrgicas intrauterinas”.

Esta condición puede tener diversas causas, la mayoría relacionadas con procedimientos médicos intrauterinos. “El síndrome puede aparecer en todo procedimiento que implique contacto con la cavidad uterina”, enfatiza la especialista.

Las más frecuentes son: Legrado postaborto o postparto, cirugías uterinas para extraer miomas o pólipos, infecciones intrauterinas graves, como la tuberculosis uterina (causa poco común, pero posible, presente en aproximadamente el 1% de los casos, según la especialista) y cesáreas complicadas o cirugías repetidas.

Síntomas principales

Uno de los grandes retos del diagnóstico de Asherman es que sus síntomas pueden ser sutiles o atribuidos a otras causas. “Los síntomas son muy inespecíficos”, dice González.

Entre los principales se encuentran: Dolor pélvico o durante la menstruación (dismenorrea), cambios en la menstruación (menos flujo o ausencia total, conocida como amenorrea) sin uso de anticonceptivos, infertilidad o dificultad para quedar embarazada, abortos recurrentes.

Diagnóstico y tratamiento

El diagnóstico se realiza generalmente mediante histeroscopía, una técnica que permite visualizar directamente la cavidad uterina e identificar las adherencias.

También pueden utilizarse estudios como la histerosalpingografía o ecografías transvaginales, aunque estas últimas tienen menor precisión. El tratamiento consiste en una histeroscopía operatoria, donde se cortan las adherencias para restaurar la anatomía normal del útero.

La recuperación del útero tras el tratamiento depende del daño previo y de las condiciones de salud de la paciente. La ginecóloga aconseja: “Para que las cicatrices o adherencias sanen y el útero esté preparado para un nuevo embarazo, si hubo un legrado previo, lo ideal es esperar al menos año y medio. Si no hay antecedentes de procedimientos, se puede intentar después de seis meses”.

Este período de espera es esencial para permitir una adecuada regeneración del endometrio y prevenir complicaciones obstétricas en futuros embarazos.