Referencial

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Cuando llega el lunes y el cuerpo, y la mente dicen: ¡Basta!

Si lo que te motivaba ahora te causa ansiedad, podría ser más que estrés.


El síndrome de burnout, también conocido como síndrome de desgaste profesional, se ha convertido en una de las afecciones más comunes del siglo XXI, especialmente entre quienes enfrentan altas cargas laborales, estrés constante o ambientes laborales poco saludables.

Reconocido oficialmente por la Organización Mundial de la Salud (OMS) este estado de agotamiento físico, emocional y mental puede afectar gravemente el bienestar, y la calidad de vida de quienes lo padecen.

A diferencia del estrés ocasional, el burnout se caracteriza por una sensación de cansancio extremo, desmotivación persistente, disminución del rendimiento y una percepción negativa del trabajo", según Yerling Castillo, psicóloga.

“El burnout no aparece de un día para otro, es una acumulación prolongada de tensiones no resueltas que el cuerpo empieza a manifestar como una señal de alarma”, añade.

Castillo explica que uno de los primeros pasos para prevenir este síndrome es identificar las señales tempranas: “la fatiga constante, la irritabilidad, los olvidos frecuentes y la dificultad para concentrarse no deben normalizarse porque son indicadores de que algo no está bien”.

La importancia de prestar atención a los cambios

En este sentido, recomienda prestar atención al cuerpo y las emociones, ya que estos son los primeros en evidenciar el desgaste.

Entre los consejos prácticos que propone la experta, están establecer horarios definidos de trabajo, aprender a decir “no” sin culpa, delegar responsabilidades y realizar pausas activas durante la jornada laboral.

Se destaca una notable diferencia en la manifestación de los síntomas entre hombres y mujeres, porque la mujer suele estar más consciente y buscar pronto una solución, en cambio, algunos varones suelen desahogarse en conductas nocivas como el exceso de alcohol y el uso de drogas.

También sugiere cultivar hábitos de autocuidado como la alimentación balanceada, el ejercicio físico regular y el descanso adecuado. “El equilibrio no es un lujo, es una necesidad para sostener nuestra salud mental”, afirma.

La experta enfatiza la importancia del acompañamiento profesional cuando los síntomas persisten. “Buscar ayuda psicológica no es signo de debilidad, sino de valentía.