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Mujer: ¡Un chequeo ginecológico puede salvar tu vida!

Revisarse periódicamente es clave para conservar la salud, dice especialista.


Realizarse chequeos ginecológicos de forma periódica es una práctica que va más allá de una simple revisión médica. Representa un acto de amor propio y prevención, puesto que, desde infecciones leves hasta diagnósticos de cáncer en etapas tempranas se pueden detectar y que no tratarse a tiempo, pueden tener graves consecuencias para la salud de la mujer.

Scarleth Solís Cooper, ginecóloga, con años de experiencia en salud femenina, insiste en que “toda mujer, desde antes que inicie su vida sexual o presente su primera menstruación, debe establecer un vínculo de seguimiento con su médico de confianza “no se trata solo de prevenir enfermedades, sino de conocer su cuerpo y entender sus cambios” advirtió.

Entre los estudios más comunes en un chequeo ginecológico están el Papanicolaou (PAP), que permite detectar anomalías en el cuello uterino, y el examen pélvico, que ayuda a identificar masas, quistes u otras alteraciones, también se incluye la evaluación de mamas y en algunos casos, la ecografía transvaginal.

Falta de información

Uno de los principales obstáculos que enfrentan muchas mujeres es la falta de información o la idea de que solo deben acudir al ginecólogo cuando tienen molestias.

Según la especialista “esperar a tener síntomas puede ser un error ya que algunas enfermedades ginecológicas, como el Virus del Papiloma Humano (VPH) o el cáncer de ovario, pueden desarrollarse de forma silenciosa” y ser muy grave.

Más allá del aspecto físico, las consultas ginecológicas también son un espacio para hablar sobre salud sexual, métodos anticonceptivos, planificación familiar y cambios hormonales, especialmente en etapas como la menopausia.

“Escuchar a las pacientes y crear confianza es parte de nuestra labor como profesionales, muchas veces detrás de una consulta hay dudas emocionales, miedos o tabúes que también deben atenderse”, agrega Solís Cooper.

Finalmente, promover una cultura de prevención es clave. Hablar del tema, educar a niñas y adolescentes, y desmitificar los chequeos ginecológicos es una tarea de todas y todos porque cuidar la salud íntima es, en realidad, cuidar la vida misma