Foto: Referencial

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¿Ser positivo en exceso puede llegar a ser tóxico?

La psicológa Alba Roni expresa que validar lo que se siente, es clave para el bienestar emocional.


La positividad en muchas personas, es una herramienta poderosa para enfrentar la vida, pero ¿qué ocurre cuando es en exceso?, ¿puede ser molesto para el entorno? o ¿es normal este tipo de conductas?

La psicóloga Alba Roni, refiere que hay personas que están en una apariencia permanente, para que la gente los vea y que evitan ver una la realidad.

Aunque tener una actitud positiva puede motivarnos, vivir en una burbuja de optimismo forzado puede alejarnos de nuestras emociones reales y llevarnos a un agotamiento emocional profundo, destaca.

La especialista explica que algunas personas se ven atrapadas en una necesidad constante de proyectar alegría, incluso frente a pérdidas o situaciones dolorosas.

Este tipo de positivismo tóxico impide validar emociones como el miedo, la tristeza o el enojo, que también son necesarias para nuestro crecimiento personal.

“El miedo nos pone a salvo. La tristeza nos permite sanar. Reprimir estas emociones nos desconecta de nuestra humanidad”, añade.

Roni también alerta sobre los efectos en las relaciones interpersonales: “Si alguien me dice que siempre está bien, yo dudaría de su autenticidad”.

Esta necesidad de aparentar felicidad constante no solo genera aislamiento, sino que puede provocar frustración y ansiedad, especialmente cuando las expectativas irreales no se cumplen.

¿Y cómo se empieza a cambiar?

Para muchas personas con grandes responsabilidades, como madres y padres solteros , la presión de “mantener la cara en alto” puede parecer una obligación, pero, según Roni, es necesario enseñar a los hijos que sentirse triste, enojado o vulnerable también es válido y humano.

“El mejor regalo que un padre o madre puede dar es modelar la gestión saludable de las emociones”, expresa la psicologa. Validar lo que sentimos, aunque otros lo consideren insignificante, es clave para el bienestar emocional.